Personas caminan para conseguir transporte fuera de la estación de metro La Cisterna que se encuentra cerrada este lunes en Santiago (Chile). EFE/Elvis González

Quito – Un joven ecuatoriano falleció en las protestas sociales que se registran en Santiago de Chile, confirmó este lunes el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana del país andino.

«Lamentablemente el día de ayer falleció en Santiago de Chile, el compatriota Romario Wladimir Veloz Cortez durante las jornadas de protestas», confirmó la Cancillería en un mensaje al grupo de prensa en whats’app, en Quito.

Indicó que el compatriota tenía 26 años y era oriundo de la capital, Quito.

«Actualmente el consulado está brindando acompañamiento a la familia», apuntó.

En su cuenta de Twitter del Consulado de Ecuador en Santiago, señalo que el ciudadano falleció «en las protestas sociales ocurridas en La Serena».

«Respetamos el derecho a la protesta pacífica y condenamos todo tipo de violencia, estamos pendientes y en permanente seguimiento a las investigaciones para garantizar que se esclarezcan los hechos que enlutan a la familia ecuatoriana», apuntó.

Grupos violentos en Chile han radicalizado una protesta social contra la desigualdad, que se ha cobrado hasta el momento diez vidas y que han sembrado de terror las calles de cada vez más lugares del país, con barricadas, incendios y saqueos.

El domingo, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, dijo que el país está «en guerra contra un enemigo poderoso e implacable», en relación a los grupos violentos que han sumido al país en un estado de emergencia.

«Estamos en guerra contra un enemigo poderoso e implacable que no respeta a nada ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite incluso cuando significa la pérdida de vidas humanas, con el único propósito de producir el mayor daño posible», dijo Piñera en una comparecencia pública ante la prensa.

«Ellos están en guerra contra todos los chilenos que quieren vivir en democracia», agregó.

La capital de Chile despertó este lunes «en calma», en la primera jornada laboral desde que se radicalizaran las protestas sociales, con sólo una línea de metro abierta y servicios de autobuses subsidiarios para tratar de que los ciudadanos acudan a sus trabajos con normalidad.