Fotografía de trabajadores hispanos en una construcción en Raleigh, capital de Carolina del Norte. EFE/Archivo

Washington – Un total de 903 latinos fallecieron por accidentes en su lugar de trabajo en 2017, un número que aumentó respecto a las 879 muertes del año anterior y volvió a situar a los hispanos como el grupo con mayor tasa de mortalidad laboral.

Según un informe presentado este jueves por la plataforma sindical AFL-CIO, la mayor del país, los trabajadores latinos continúan sufriendo un alto riesgo de morir en sus lugares de trabajo.

Las ocupaciones con más peligros asociados son aquellas que pertenecen a la industria del transporte, a los servicios de jardinería y otros trabajos temporales.

«A pesar de los progresos conseguidos, los trabajadores aún mueren en su trabajo y los empleados latinos e inmigrantes siguen constituyendo un número desproporcionado de estas muertes», aseguró el presidente de AFL-CIO, Richard Trumka.

En 2017, un total de 5.147 trabajadores en Estados Unidos fallecieron en sus lugares de trabajo, lo que representó una leve disminución con respecto al año anterior, cuando se registraron 5.190 muertes.

El descenso en el número de muertes totales contrastó con el aumento de decesos de trabajadores latinos, pues mientras la tasa nacional de mortalidad ocupacional bajó hasta un 3,5 por cada 100.000 trabajadores, en el caso de los latinos se elevó hasta un 3,7 por cada 100.000 empleados.

«Es una crisis nacional», denunció Trumka.

El presidente de la plataforma sindical instó a los políticos de Washington a que «dejen de jugar a la política y actúen».

Trumka también criticó la política laboral llevada a cabo por la Administración del presidente Donald Trump.

«Trump y los republicanos han rechazado la normativa que obligaba a mantener un registro de los accidentes sufridos por los trabajadores -sostuvo-, ahora las corporaciones tienen mas facilidades para ocultar cuando sus empleados resultan heridos».

Por todo ello, la plataforma sindical demandó mejores programas de salud y seguridad en los espacios laborales.

Además de las muertes en el lugar de trabajo, otras 95.000 personas fallecieron en 2017 por enfermedades ocupacionales adquiridas por exposición a riesgos como sustancias tóxicas.

«Por petición de la industria, la Administración está ignorando la legislación sobre sustancias químicas tóxicas y rechazando proteger a los trabajadores», consideró Trumka.

Los datos presentados forman parte del informe «Muerte en el trabajo: El resultado de la negligencia», elaborado tras una investigación sobre el estado de las medidas de prevención y seguridad para los trabajadores del país.

De acuerdo con la pesquisa, las tasas de mortalidad más altas se dieron en los estados de Alaska, Dakota del Norte, Wyoming, Virginia Occidental y Dakota del Sur.

Entre otros hallazgos, el informe determinó que la violencia en los lugares de trabajo es la tercera causa de muerte ocupacional, con 807 fallecimientos, 458 de los cuales fueron homicidios.

Aquellos empleados que realizan su actividad en los servicios sanitarios y sociales son el colectivo más vulnerable ante las agresiones físicas en el lugar de trabajo, según AFL-CIO.

«El riesgo de sufrir agresiones es especialmente alto en los hospitales psiquiátricos», señaló la directora de Salud y Seguridad de AFL-CIO, Peg Seminario.

Seminario también denunció que el número registrado de inspectores laborales es el más bajo de los 28 años en los que la plataforma sindical ha realizado su estudio, con poco más de 750 funcionarios que tardarían «cientos» de años en analizar todos los entornos laborales del país.