Tegucigalpa – En un limbo migratorio, entre la incertidumbre si un juez concede o no la condición de asilo, es como varias familias hondureñas celebraron la Navidad luego ser víctimas de la orden ejecutiva “tolerancia cero” que promueve el presidente estadounidense Donald Trump y que dejó a cientos de menores hondureños separados de sus hijos.

Aunque la medida fue puesta en marcha a inicios del año aún existen familias que no han sido reunificadas, una de ellas la conformada por el hondureño Ever Reyes Mejía, su esposa y sus dos hijos, quienes cruzaron la frontera en busca de asilo a principios de este año durante la política de la administración de Trump que separa a los niños de sus padres en la frontera.

Este núcleo hondureño se encuentran entre cientos de familias que se vieron afectadas por la política de separación, que la administración Trump implementó como elemento disuasorio para los posibles cruces de fronteras. Cabe señalar que en junio, un juez federal en San Diego ordenó que las familias se reunieran en respuesta a una demanda presentada por la American Civil Liberties Union.

Un total de 2 mil 667 niños que fueron separados de sus padres, 2 mil 508 se han reunido o liberado de la atención del gobierno por otras razones, como ser colocado con un pariente, según un informe conjunto este mes del gobierno de los Estados Unidos y la ACLU.

Muchas de las familias reunidas han permanecido en los EEUU Y se encuentran en procedimientos legales para determinar si pueden quedarse.

Este es el caso de esta familia hondureña quien se encuentra a la espera de una audiencia con un juez de inmigración.

La familia Reyes Mejía está buscando asilo por violencia de pandillas en Honduras, dijo su abogada, Mana Yegani. El padre tiene una herida de bala en la parte baja de la espalda que, dijo, provino de un ataque de pandilleros que aterrorizó a su vecindario.

familiy1

Ever Reyes Mejía y su familia están buscando asilo en los Estados Unidos y esperan audiencias de inmigración. (Foto: REVISTA DE WALL STREET)

No obstante, las fechas de audiencia amenazan nuevamente con separar a esta familia ya que la audiencia familiar está prevista para marzo de 2019, pero en el caso de la esposa la misma se adelantó para enero.

Entre tanto llega la fecha de audiencia esta familia no pueden trabajar legalmente y han confiado en la ayuda de los grupos de servicio social y las donaciones. No pueden conducir ni pagar el transporte, por lo que sus vidas se limitan en gran parte a su hogar y caminan a la iglesia o al parque de Houston, donde permanecen provisionalmente.

Esta familia se quedó en México varios meses. En abril, el señor Mejía y el hijo de 3 años de la pareja partieron hacia la frontera y se entregaron a las autoridades de McAllen, Texas.

Es oportuno mencionar que el huir de la violencia es la segunda causa de emigración en Honduras, solo superada por la falta de empleo y de generación de oportunidades.

Pese a todos sus contratiempos esta familia aguarda la esperanza de poder demostrar que realmente su vida corre peligro si regresan a Honduras y que un juez de inmigración les conceda su petición.