España ha devenido en el segundo destino más atractivo para los migrantes irregulares tunecinos, empujados por las severas políticas de expulsión del gobierno de Matteo Salvini en Italia, un país más cercano por historia y geografía. En la foto, la plaza de Zarzis (sur) uno de los principales puntos de salida de las embarcaciones precarias rumbo a Europa. EFE/Javier Martín

Túnez – España crece como el destino más atractivo para los migrantes irregulares tunecinos, inducidos por las severas políticas de expulsión del gobierno de Matteo Salvini en Italia, un país más cercano por historia y geografía.

Según un estudio publicado esta semana por el Foro Tunecino por los Derechos Sociales y Económicos (FTDES), dos son los alicientes principales de una ruta por tierra que cruza Argelia y Marruecos, y desemboca en Ceuta y Melilla.

El factor económico y la relación legal entre los dos Estados, más segura, que han hecho que de los 1.019 tunecinos que en estos seis primeros meses de 2019 han llegado de forma irregular a Europa, 425 hayan elegido España como puerta de entrada.

Una cifra en evidente alza si se compara con los 518 migrantes tunecinos que entraron en territorio español en todo 2018.

«Por primera vez hemos observado que los tunecinos optan cada vez más por España, es más barato y además no hay repatriación porque no existen acuerdos bilaterales entre los dos países», explica a Efe el portavoz de FTDES, Romdhane Ben Amor.

En su opinión, las rutas migratorias son flexibles y se adaptan a la situación socioeconómica y de seguridad de la región.

Libia es todavía el principal trampolín para la migración que procede del Sahel pese a que la ruta se haya complicado debido al repunte del conflicto bélico en Trípoli y la colaboración de Roma con los controvertidos guardacostas libios.

Así parecen demostrarlo las últimas cifras proporcionadas por el Organización Internacional de las Migraciones (OIM), que en un informe publicado el jueves cifró en 3.106 las llegadas a Italia en los seis primeros meses de este año, frente a las 17.803 en el mismo periodo del año anterior.

Una tendencia contraria a España, que en el mismo lapso de tiempo de este año ha recibido 12.064 frente a los 18.653 de 2018 pero con un preocupante ascenso de las muertes en esta ruta, 204 en los seis meses de 2019.

Las cifras de la agencia europea de control de fronteras externas Frontex son similares y constatan la tendencia de que España fue con 56.844 llegadas irregulares en 2018 el primer puerto de llegada a Europa y lo seguirá siendo durante este año.

Según el Gobierno español, un total de 2.964 lo hicieron por los puestos fronterizos de Ceuta (567) y Melilla (2.397), principales puntos de acceso de los tunecinos que deciden huir de la crisis en su país.

«Desde Túnez la partida es más cara porque es más segura y conlleva menos peligros que desde Libia», explica Ben Amor en su despacho.

«Si van a Lampedusa -a 160 kilómetros de distancia- saben que la repatriación será directa por lo que ahora se dirigen a la costa de Sicilia, pero ésta exige más dinero, así que acceden a España a través de Marruecos», precisa.

Pero no todos están dispuestos a huir de forma irregular, ni tienen todos el mismo perfil.

«Según los estudios, el 55 % de los jóvenes aspiran a emigrar y un 31 % está dispuesto a hacerlo de manera irregular. Por otro lado, miles de jóvenes abandonan el país de manera regular, son sobre todo médicos, ingenieros y universitarios», destaca Ben Amor.

El responsable advierte, además, de que al contrario de lo que afirman algunos políticos en Europa, Túnez no es un «puerto seguro» y no puede convertirse en una «plataforma» de migrantes ya que no dispone de una ley de asilo.

A ello se suma una situación económica y social «delicada», la falta de reacción del Gobierno tunecino y su política de silencio ante las presiones de la Unión Europea, critica el portavoz del FTDES.

El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, exigió a Túnez hacer más esfuerzos por el control de sus fronteras ya que dispone de millones de euros financiados por la UE y acusó al Gobierno del país norteafricano de «exportar delincuentes».

Para Italia, «Túnez debe jugar el papel de guardia costera de Europa bajo la premisa: ellos pagan y Túnez debe cumplir con su trabajo», denuncia Ben Amor antes de resaltar que las estadísticas demuestran que sólo entre el 9 y el 11 % tienen antecedentes penales».

Según las ONG, desde la llamada «revolución de los Jazmines», que en 2011 acabó con la dictadura de Zinedin el Abedin ben Ali y dio inicio a las llamadas «primaveras árabes», unos 27.000 tunecinos han abandonado su país.

«Mientras que antes eran jóvenes sin estudios durante los últimos años hemos observado que hay cada vez más tunecinos con estudios universitarios, con trabajos precarios, más mujeres e incluso familias», apunta.

Y menores acompañados, un perfil que crece con preocupación: «en 2018 el 35 % de los migrantes eran menores», subraya Ben Amor.