Agua Caliente (Honduras).- El extremo control migratorio que Honduras está ejerciendo en el punto de Agua Caliente, fronterizo con Guatemala, no ha desalentado a centenares de migrantes hondureños que quieren llegar a Estados Unidos y, a México, en menor grado, solamente con su carné de identidad.

«No se le está impidiendo el paso a nadie, pero si se está extremando el control migratorio para pasar a Guatemala, que ha cerrado su punto de registro solamente para los migrantes hondureños», dijo a Efe el subdirector del Instituto Nacional de Migración (INM), Carlos Cordero.

Hasta el punto fronterizo han llegado centenares de hondureños, con muchas mujeres y niños, convirtiendo un corto tramo de la carretera en una especie de campamento de pobres al aire libre que no saben si pasaran legalmente a Guatemala o lo harán por puntos ciegos, arriesgándose a ser detenidos por policías de ese país.

En un ambiente por momentos con lluvia, algunos de los migrantes descansan debajo de los contenedores aparcados, mientras que otros permanecen arengando de pie frente al retén policial o llaman por teléfono a sus familiares para avisarles que «ya llegamos, pero aquí está yuca (difícil) pasar».

Hoy, quizás por el mayor control, con centenares de policías antimotines, la presencia de migrantes sea mayor a la que Efe pudo observar el miércoles y jueves, aunque muchos se siguen aventurando a irse por puntos ciegos para entrar a Guatemala, donde centenares han sido detenidos y devueltos a su país.

Por lo expresado a Efe por varios migrantes, lo que les ha motivado a irse del país, es la caravana que salió el sábado pasado, sin importar el riesgo que puedan correr, como sucede con Yosselyn Castellanos, de 26 años, quien pretende viajar con dos hijos, un niño de diez meses y una niña de cinco años.

Yosselyn dijo a Efe que procede de Cofradía, en el departamento de Cortés, norte, y que espera «llegar hasta donde pueda» porque en su país no tiene trabajo y a su marido, con el que además tuvo otros dos hijos, se lo «mataron hace un año».

Agregó que llegó el jueves por la noche hasta un sitio cercano a la frontera, donde durmió en el interior de un autobús y que «algunos policías» le dieron comida para sus hijos.

Yosselyn, de 26 años, indicó que no sabía que en el punto de registro migratorio a todos los niños se les exige pasaporte, el que no es indispensable para los adultos, que pueden circular con su carné de identidad.

Los niños y adolescentes entre los migrantes se cuentan por decenas en el sector de Agua Caliente, y son muchos los que van solamente con la madre o el padre. La situación en Agua Caliente la están siguiendo organismos de derechos humanos y varias instituciones gubernamentales.

Tampoco faltan los menores de edad, muchos de ellos adolescentes, que durante la semana han sido detenidos porque pretendían viajar sin un adulto acompañándoles, por lo que han sido llevados a la sede del Instituto de la Niñez, Adolescencia y Familia, en la ciudad de Santa Rosa de Copan, a más de 100 kilómetros de Agua Caliente.

Hoy también fueron llevados en un autobús a San Pedro Sula unos 55 migrantes que, según las autoridades regresaron «de manera voluntaria» desde Guatemala, aunque varios de ellos de los que ya superan 300 en tres días, dijeron a Efe que fueron capturados en el vecino país, al que entraron de manera irregular.

En el autobús iba una mujer que dijo que no fue capturada, sino que «iba a buscar trabajo a Guatemala», pero que desistió en el intento porque viaja con su hijo de tres años.

«A nosotros nos capturaron anoche entrando a la capital de Guatemala, íbamos 45 de un segundo grupo», relató Fernando Alberto Solís, un albañil de 52 años, de La Ceiba (Caribe), padre de tres hijos de 23, 18 y 16 años, que hoy iba en el autobús con destino a San Pedro Sula, custodiado con cuatro policías y personal de Migración.

Agregó que regresa «un poco arrepentido» porque «ha sido de sufrimiento, en largas caminadas, montados en rastras, a veces aguantando hambre y sed» y que es «muy difícil que piense en volver».

Las medidas de Honduras han incluido hoy un mayor cordón policial apostado a lo ancho de la carretera, unos 50 metros antes del punto de registro migratorio, donde también operan las ventanillas de Guatemala, país que hoy las cerró, lo que también hizo el martes y miércoles.

Centenares de migrantes, de los que algunos llegaron la noche del jueves, se han instalado frente al retén de policías antimotines exigiendo que quieren cruzar a Guatemala y que vienen con sus documentos en regla, aunque no descartan «pasar a la fuerza».

Del lado hondureño, también permanecen aparcados varios contenedores con mercadería, algunos de los cuales van hasta México.

«Yo voy hasta Hidalgo (México) cargado de caracol refrigerado» dijo a Efe el guatemalteco Manuel Humberto Cabrera, chófer de uno de los contenedores varados en la zona fronteriza.