Nueva York.– La primera tormenta de nieve del año dejó fuertes críticas al alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, por las miles de personas que quedaron atrapadas hasta por nueve horas en coches y autobuses, en carreteras y puentes paralizados, así como por usuarios varados en la principal estación de transporte de la ciudad.

El caos provocado por la tormenta de un día más grande ocurrida en 136 años causó además la desesperación de miles de padres al no saber dónde estaban sus hijos, de camino a casa con el autobús escolar.

«El Concejo ejercerá su autoridad para sabe qué ocurrió y los neoyorquinos entiendan lo que pasó», dijo hoy el presidente del organismo, Corey Johson, durante una conferencia de prensa, en la que respaldó el trabajo de la directora del Departamento de Mantenimiento de la ciudad, Kathryn García. «Hay muchas preguntas que tienen que ser contestadas», afirmó.

Los distritos de El Bronx, Staten Island y el Alto Manhattan fueron los más afectados con la congestión de tránsito, según Johnson, quien destacó que tomó hasta nueve horas a un neoyorquino desplazarse entre El Bronx y el Alto Manhattan, comunidades vecinas.

«Las agencias del Gobierno fallaron a todos los niveles», aseguró el concejal Antonio Reynoso, presidente del Comité de Mantenimiento.

«Necesitamos respuestas. Seis pulgadas de nieve no paralizan a la ciudad de Nueva York», dijo en una conferencia conjunta con Rodríguez y la asambleísta estatal Carmen de la Rosa, que representa también al Alto Manhattan.

El alcalde Bill de Blasio ha reconocido que la ferocidad de la tormenta les tomó por sorpresa luego de que los pronósticos advirtieran que sería una tormenta ligera, que dejaría cúmulos de una a tres pulgadas de nieve.

Sin embargo, en Central Park se registraron 6,4 pulgadas convirtiendo esta tormenta de un día la más grande en 136 años.

El atasco de tráfico llegó al punto de que en el puente George Washington, que une a Nueva York con Nueva Jersey, y uno de los de mayor tráfico en el mundo, los chóferes abandonaron sus coches.

Incluso, el caos causado por la congestión de tránsito causó que unos diez maestros y personal administrativo en el Alto Manhattan tuvieran que dormir en la escuela donde trabajan.

La misma situación afrontaron estudiantes en West Orange, Nueva Jersey, que tuvieron que pernoctar en la escuela debido a que los autobuses no pudieron llegar por ellos. Al gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, también le han llovido las críticas.

La tormenta causó también el cierre de operaciones del terminal de autobuses Port Authority en Nueva York, con destinos en este estado y Nueva Jersey, dejando varados a miles de pasajeros.

De Blasio aseguró hoy que «se hará una revisión completa» de lo ocurrido, que entiende la frustración de los neoyorquinos: «no estoy contento. Es inaceptable».