Daniel Strauss, un voluntario del campamento humanitario "No más muertes", guía al congresista demócrata Raúl Grijalva (2-dcha) durante el recorrido que hicieron el miércoles 24 de agosto de 2005 por el desierto de Arizona (EEUU). EFE/Archivo

Tucson (AZ) – Cuatro miembros del grupo humanitario No Más Muertes fueron sentenciados hoy a 15 meses de libertad provisional sin supervisión por dejar agua y comida en el desierto de Arizona, con la idea de salvar vidas de inmigrantes indocumentados.

Durante la sentencia, el juez Bernardo Velasco, de la Corte Federal de Tucson, Arizona, determinó que los voluntarios deberán pagar adicionalmente una multa de 250 dólares.

Velasco dijo: «uno necesita agua en el desierto porque puedes morir».

Natalie Hoffman, Oona Holcomb, Madeline Huse y Zaachila Orozco-McCormick fueron declarados culpables el pasado 18 de enero de cargos menores por traspasar y abandonar objetos propios (en este caso, galones de agua y latas de comida) dentro del Refugio de Vida Salvaje Cabeza Prieta, en el propio estado, unos hechos ocurridos en agosto del 2017.

Los voluntarios forman parte de un total de nueve miembros de No Más Muertes que enfrentaban cargos por su trabajo humanitario en la frontera de Arizona.

La Fiscalía Federal retiró cargos criminales contra cuatro de ellos, que solo tendrán que pagar una multa de 250 dólares.

«La crisis en la frontera en nuestro país es una situación de vida o muerte. La historia no favorece a aquellos que están en el lado equivocado», dijo a Efe una de las sentenciadas, Madeline Huse, en las afueras de la corte federal.

Huse indicó que las políticas actuales continúan empujando a los migrantes a buscar lugares más peligrosos para cruzar.

Scott Warren, profesor de la Universidad del Estado de Arizona, es el único voluntario que aún enfrenta cargos más serios, por supuestamente albergar inmigrantes indocumentados.

Su juicio está programado para el próximo mes de mayo.

Durante años, voluntarios de No Más Muertes han recorrido el desierto de Arizona colocando agua en las zonas más apartadas, con el propósito de salvar las vidas de inmigrantes.

Su acción se incrementa en verano, cuando las temperaturas superan fácilmente los 100 grados Fahrenheit (38 grados centígrados).

La organización asegura que en los últimos años el Gobierno Federal ha dificultado su trabajo, al prohibirles entrar a tierras federales donde se reportan gran parte de los fallecimientos de inmigrantes.