Miles de personas se acercan a la falla Nou Campanar, ganadora de este año, a dos días de que sea pasto de las llamas en la "Nit e la Cremá". EFE

Valencia (España) – Las Fallas de Valencia (este), que terminan este martes, se celebran en 2019 con un compromiso solidario y la aplicación de las nuevas tecnologías para hacer más accesible la información sobre una de las fiestas españolas más tradicionales y conocidas mundialmente.

Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (2016), toman el nombre de los grandes conjuntos esculturales de cartón piedra, algunos de gran altura, que adornan calles y plazas durante varios días hasta ser quemados la noche del 19 de marzo, como todos los años, excepto la que será «indultada» por el público.

Representan escenas y personajes públicos de facciones exageradas, caricaturescas, que transmiten mensajes satíricos, reivindicativos y de crítica social y política.

Pero la fiesta comienza varios días antes con la «plantá» (colocación) de las figuras y el estruendo y el olor a pólvora de las «mascletás» (tracas), pues la fiesta se vive en la calle, y la ofrenda floral multitudinaria a la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia.

Este año, se han destinado 7,67 millones de euros (unos 8,6 millones de dólares al cambio actual) a la elaboración de unas 770 esculturas, a cargo de las 382 comisiones falleras.

Y en 2019, la fiesta sigue evolucionando hacia la solidaridad y el desarrollo tecnológico, pues según declaró a EFE Pere Fuset, miembro del gobierno local valenciano, se busca «la excelencia» y ello pasa por que sea una fiesta más «inclusiva».

Las Fallas de este año incluyen un código QR para acceder al programa de festejos en ocho idiomas: español, valenciano (lengua local), inglés, alemán, francés, italiano, ruso y chino, pues son muchos los extranjeros que llenan la ciudad.

También están disponible la aplicación oficial -‘Fallas Play&go’-, que responde preguntas de los usuarios, y la web visitvalencia.com

La fiesta fallera introduce avances importantes en la inclusión de los más vulnerables como discapacitados físicos y psíquicos, en aspectos como la accesibilidad a los monumentos o la introducción de cartelería en braille, el lenguaje de signos o los pictogramas para personas con autismo.

Pero sigue sin atender adecuadamente la perspectiva de género. Un estudio realizado por la Universidad de Valencia alertó el febrero pasado de una evolución «lenta», aunque «gradual», de la presencia de mujeres en los órganos directivos de la gestión y organización de las fiestas.

Además, como parte de la lucha contra las agresiones sexuales, el gobierno local de Valencia decidió colocar dos «puntos violeta-espacios seguros» para informar e intervenir ante posibles casos.

La conciencia medioambiental también está presente con una iniciativa para reciclar 140 toneladas de vidrio durante las celebraciones y contribuir a conservar el medio ambiente.