Tijuana (México)-La mayoría de integrantes de la caravana migrante que intenta reagruparse en la ciudad mexicana de Tijuana, frontera con Estados Unidos, aspira al «sueño americano» aunque muchos solo lo conocen de oídas.

«Allá todo el que trabaja sale adelante», se los han contado familiares y amigos; «allá se gana en dólares y pagan por hora», refiere a Efe el hondureño David Salomón, uno de los miles de migrantes que espera una oportunidad para entrar a Estados Unidos.

Salomón es un hondureño cuyo oficio está ligado a la construcción. «Conozco mi oficio y lo que quiero es darle un futuro a mis hijos porque en mi país lo que gobierna es la corrupción», cuenta a Efe.

Afuera del albergue al que llegó a Tijuana y con un teléfono prestado, Salomón ha cerrado un tratos para trabajar como albañil mientras espera la llegada de sus compatriotas y se resuelve su situación migratoria.

«Me dijeron que hay trabajo (en México) pero la economía que puedo tener aquí no me da para sostener a mi familia tendría que ser soltero y aquí no puedo quedarme ganado dinero sólo para mí y no creo que con 100 dólares a la semana vaya a salir adelante», asegura.

La lempira hondureña tiene un tasa de cambio respecto al dólar de 24,4 por unidad, un valor equivalente a los 20,1 del peso mexicano.

David llegó hace tres días a Tijuana donde dice «se escucha de todo un poco, unas cosas creemos y otras no, pero en general nos sentimos con miedo».

Con tantas promesas experimentadas en carne propia y otras en cabeza ajena durante su trayecto por México rumbo a la frontera con Estados Unidos, David relata a Efe que las autoridades mexicanas les han dicho «tantas mentiras que ya no sabemos ni en que creer».

Lo que si observa David es que la tensión que hay al interior de la caravana ha ido en aumento. «Hay mucha desconfianza y lo que muchos pensamos es que el Gobierno mexicano tiene algo planeado para nosotros (una especie de deportación masiva).

«Pienso que hay un dinero de por medio y que Estados Unidos le dice a México: ‘te doy tanto y los deportas a todos'».

En ese mismo sentido, otro hondureño Jonathan Uribe, de unos 20 años, afirma a Efe que la vida en Honduras se volvió insoportable además de que hay mucha pobreza y alta marginación

«Uno no tiene como sostener a su familia y uno viene a buscar un bienestar mejor, esperamos que con la caravana nos dejen pasar» a Estados Unidos.

Pero con la frontera reforzada por Estados Unidos con más de 5.000 agentes entre patrulla fronteriza y militares, Uribe no ve que las cosas pueden resultar sencillas.

«Si no pasamos debemos buscar otros métodos para entrar a Estados Unidos, pero primero Dios vamos a pasar, vamos a esperar a toda la gente que falta (unos 3.000) para tomar una decisión y sino vamos a tener que movernos para otro lado de la frontera», apuntó.

Otra opción para Jonathan sería quedarse en Tijuana pero la considera difícil porque la situación migratoria se resuelve muy lentamente «aquí uno no puede trabajar si no tiene papeles».

Dice que el atractivo que tiene Estados Unidos es que se puede trabajar casi inmediatamente y sabe que «se gana por hora, es un salario que Honduras no lo gana nadie».

«Con 100 dólares que usted mande (dos días de trabajo) para Honduras (2.440 lempiras) es muy bueno y para que usted gane esa cantidad allá tendría que trabajar un mes», apuntó.

Otra opción que Jonathan ha conocido en Tijuana son los llamados «coyotes», personas que cruzan de manera ilegal a otras personas a Estados Unidos mediante pagos que van de 5.000 a 10.000 dólares «si yo tuviera ese dinero lo daba pero no tenemos ni para comer».

«Vamos dispuestos a todo menos para regresar a Honduras porque con el presidente que tenemos (Juan Orlando Hernández) mejor preferimos morirnos aquí, intentando pasar», sentenció.