Roma – Tras varios llamamientos dramáticos de su tripulación, que temía por la seguridad, el buque «Open Arms» de la ONG española homónima pudo desembarcar hoy en la isla italiana de Lampedusa a 27 menores no acompañados, pero siguen a bordo 107 personas rescatadas hace 16 días en el Mediterráneo en condiciones muy difíciles. 

El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, cada vez más solo en su intransigente postura de no permitir el desembarco de estos migrantes, dio finalmente su brazo a torcer, de mala gana y declarando que lo hacía contra su voluntad, después de que el primer ministro, Giuseppe Conte, se lo pidiera dos veces por carta.

«Contra mi voluntad y como un ejemplo más de mi leal colaboración, dispongo que no se pongan obstáculos a la ejecución de su decisión», escribió el líder ultraderechista en su respuesta a Conte, no sin advertir de que se trataba de «un peligroso precedente».

Poco después, dos lanchas de la Guardia Costera y de la Guardia de Finanzas italianas recogían del «Open Arms» a los 27 menores no acompañados para transferirlos a tierra firme, en medio de aplausos y abrazos entre los que se iban y los que se quedaban.

Una operación supervisada por la Fiscalía de Agrigento (Sicilia), de la que depende Lampedusa y que investiga el presunto delito de secuestro de personas por este bloqueo a bordo del barco a pesar de que hace unos días un tribunal italiano anuló la prohibición de Salvini para que el «Open Arms» entrara en aguas territoriales.

Los 27 chicos -trece eritreos, cinco sudaneses, dos de Chad, dos de Gambia, uno de Ghana, uno de Mali, uno de Nigeria, uno de Etiopía y uno de Egipto- fueron trasladados a un centro de acogida tras pisar tierra firme.

Mientras tenía lugar el desembarco de estos menores, que habían estado más de dos semanas hacinados en la cubierta del «Open Arms» con el resto de los rescatados, en condiciones higiénicas lamentables, el líder de la ultraderechista Liga y vicepresidente de Italia aparecía sonriente en una playa con su hija en brazos, en una foto en su cuenta de Facebook.

«Tomando en brazos a mi princesa, todos los insultos y amenazas contra mi desaparecen como por arte de magia», escribió en su post Salvini, que poco antes publicaba otra foto recogiendo flores de calabacín en un campo.

Unas imágenes idílicas muy diferentes de la situación a bordo del «Open Arms», calificada de «desesperada» por la ONG y su fundador, Oscar Camps.

«La situación está fuera de control. Escapa a nuestra capacidad… A partir de hoy no nos podemos sentir responsables ni garantizar la seguridad de las 134 personas ni de los 19 voluntarios de la tripulación, que están secuestrados en el ‘Open Arms’, porque ya es imposible mantener la calma», advirtió Camps en un vídeo hecho desde una lancha frente al buque fondeado frente al puerto de Lampedusa.

«En cualquier momento se desata una acción colectiva y no podremos detenerla», añadió el activista, que ha comunicado la situación al presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez; a la canciller alemana, Angela Merkel; al presidente francés, Emmanuel Macron; al del Parlamento Europeo, David Sassoli, y a las autoridades italianas.

Poco antes, el buque humanitario se había declarado «en estado de necesidad», la misma razón que adujo el pasado junio la capitana de barco «Sea Watch 3», la alemana Carola Rackete, para atracar sin permiso y desembarcar a 42 inmigrantes en Lampedusa después de más de dos semanas de bloqueo a bordo.

«Después de 16 días a la espera de un puerto seguro donde desembarcar, de seis evacuaciones médicas y de haber informado sobre nuestra situación a las autoridades, sin que hayamos obtenido ninguna respuesta, nos encontramos en situación de necesidad y ya no podemos garantizar la seguridad de las 134 personas a bordo», informó hoy la ONG Open Arms.

Tras el desembarco de los menores, la Fiscalía de Agrigento iba a llevar a cabo una inspección médica del barco para verificar las condiciones sanitarias a bordo.

El primer ministro Conte había anunciado el pasado domingo que los Gobiernos de España, Alemania, Francia, Luxemburgo, Portugal y Rumanía le transmitieron su disponibilidad para acoger a una parte de los rescatados, pero aun no se ha formalizado ningún acuerdo de reubicación.