Tapachula (México) – Los migrantes salvadoreños que aguardan sus trámites en Chiapas esperan que la reunión de este jueves del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, con su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele, facilite su estancia y mejore la realidad de su país.

Las historias de los migrantes consultados este miércoles por Efe coinciden, en El Salvador no se aguanta la inseguridad que han provocado las pandillas y la corrupción en el gobierno, y la emigración hacia Estados Unidos o México es la única solución.

La noticia del encuentro entre los presidentes López Obrador y Bukele este jueves en Tapachula, municipio del suroriental estado de Chiapas, fronterizo con Guatemala, causa grandes expectativas entre los salvadoreños que se encuentran inmersos en la crisis migratoria y, muchos de ellos, varados en Chiapas.

En esta reunión se espera que ambos mandatarios aborden problemáticas del éxodo migratorio como el respeto a los derechos humanos y la protección a los menores migrantes.

Y además firmen varios acuerdos para dar inicio el mismo jueves al Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica, al que también se han de sumar Guatemala y Honduras, tal y como anunció este miércoles en la sede de las Naciones Unidas el canciller, Marcelo Ebrard.

El salvadoreño Lenin Antonio Hernández, de 33 años y comerciante de granos básicos, relató a Efe que estaba cansado de pagar a las pandillas para que le dejaran hacer su trabajo, y por eso huyó.

«En un principio pagué 40 dólares a la semana, y seis meses después subieron la renta a 70 dólares semanales. De lo contrario, me advirtieron que me atendiera a las consecuencias», denunció.

A cuatro meses de su estancia en México, relató que con lo que recibió de su indemnización en su antiguo trabajo sobrevivió parte del tiempo que ha pasado en esta nación latinoamericana.

Además, junto a su familia se ha visto beneficiado por ayudas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

La visita de Nayib Bukele -que asumió el 1 junio la Presidencia- da esperanzas a este salvadoreño: «Es un presidente diferente, espero que lleguen a un buen acuerdo porque aquí hay mucha gente salvadoreña, de todas partes y del mundo, con muchas necesidades».

Recomendó a Bukele «hacer algo en su país», porque «de no controlar la inseguridad continuarán las muertes y la pobreza».

Agregó que México es un lugar bonito para iniciar una vida mejor: «Hay lugar para nosotros, que queremos hacer algo», remarcó.

Separados por decenas de personas pero en la misma hilera donde se tramita la petición de asilo, se encuentra Fredy con su pareja.

Ambos llevan más de 20 días durmiendo en la calle.

«Estamos tramitando refugio, ya me dieron la constancia ahorita, y ahora vamos a (la oficina de) Derechos Humanos, por si nos ayudan para obtener la visa, para poder trabaja acá».

Agregó que su presidente es «buena persona, (…) un tipo de corazón», y deseó que el plan de desarrollo «nos ayude a los y las salvadoreñas».

No obstante, expresó: «Que trate de ayudar al Salvador, con la (lucha contra la) delincuencia, para que haya más seguridad en nuestro país».

Relató que no ha sido fácil su decisión de emigrar ya que fue timado en territorio mexicano bajando de las balsas del río Suchiate, que separa México y Guatemala.

Pero a pesar de este incidente no bajaron los ánimos y comenzaron a caminar desde el Suchiate hasta Tapachula, a una distancia de más de 50 kilómetros, y se instalaron en la larga fila que había a las afueras de Comar.

Días después, todavía sigue esperando ser atendido y recibir la tarjeta de visitantes por razones humanitarias.

Mientras buscan llegar a Estados Unidos, muchos de los migrantes han optado por buscar el reconocimiento en México, con un total de 24.424 solicitantes de asilo en los primeros cinco meses de 2019, de acuerdo con cifras de la Comar.

Por nacionalidades, 13.023 hondureños pidieron asilo. Los siguen los salvadoreños con 3.685 peticiones, si bien la cifra de personas de este país en territorio mexicano se estima mucho mayor.

Horas antes de la implementación del Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica, los controles migratorias continúan en el sur de México y se va ampliando la presencia de efectivos de la Guardia Nacional, el nuevo cuerpo de seguridad impulsado por López Obrador y conformado por militares, marinos y Policía Federal.

Además, la Secretaría de Bienestar inició en la frontera sur los trabajos para integrar a los migrantes centroamericanos a los programas de desarrollo del Gobierno Federal. Entre estos, el de reforestación y empleo creado «Sembrando Vida».