Roma.- Muchos inmigrantes mueren aún en el Mediterráneo y, por ello, un buque de pabellón británico fletado por una ONG española y otro de bandera italiana patrullan juntos desde hoy sus aguas, desafiando así la política de puertos cerrados impuesta por países ribereños como Italia.

Son el velero Astral, de la ONG española Proactiva Open Arms, y la nave «Mar Ionio», fletada por organizaciones y políticos de izquierdas italianos con el objetivo de denunciar la situación que se vive en ese mar, una de las rutas migratorias más peligrosas del planeta.

Proactiva publicó hoy en Twitter una imagen de ambas embarcaciones navegando juntas y el mensaje: «Dos misiones con un solo objetivo: Salvar las vidas humanas que Europa condena a morir en la frontera letal del Mediterráneo».

Una intención que va en claro desafío a la estrategia de países ribereños como Malta o Italia, que se niegan a acoger inmigrantes salvados por las ONG y, en el caso del segundo, su ministro del Interior, Matteo Salvini, ya ha manifestado que las dos naves no podrán desembarcar en puertos italianos a las personas que logren salvar.

«Haced lo que queráis, podéis ir también en una barca a pedales. Id a Túnez, Libia o Egipto, pero a Italia ni de broma», adelantó Salvini, que calificó a su tripulación de «perroflautas».

Más moderado se mostró, por contra, su socio en el Gobierno, el líder del Movimiento Cinco Estrellas, Luigi Di Maio, quien apreció la labor de la embarcación siempre que su objetivo sea denunciar la situación en alta mar.

«La iniciativa creo que está vinculada al hecho de querer narrar qué ocurre en el Mediterráneo. Bienvenida sea. Hará de centinela cívica», opinó en el programa «Agorà» del canal público RAI.

La situación en la ruta del Mediterráneo central ha cambiado en los últimos meses, ya que el flujo se ha visto reducido y en Italia desembarcan muchas menos personas, en parte dada la negativa de Salvini a recibir a los inmigrantes rescatados por las ONG.

En lo que va de año hasta hoy han llegado a las costas italianas 21.119 inmigrantes -12.396 procedentes de Libia-, un 80,24 % menos que en el mismo periodo de 2017 y un 84,84 % menos que en 2016, de acuerdo a las cifras facilitadas por el Ministerio del Interior.

La mayoría provienen de Túnez (4.568), de Eritrea (3.047) y de Sudán (1.595) y del total, 3.254 fueron menores de edad sin compañía de adultos, solos, según reconocen las autoridades italianas.

Pero, al contrario de lo que cabría pensar en un escenario de descenso de las llegadas, algunos estudios apuntan a que el número de muertes en el mar sigue siendo muy elevado.

Un informe del laboratorio de ideas Instituto para los Estudios de Política Internacional (ISPI) con datos de diversos organismos internacionales como la Organización Internacional para las Migraciones apunta a que muere una media de 8 inmigrantes al día en las aguas del Mediterráneo.

Entretanto, el presidente italiano, Sergio Mattarella, acaba de ratificar el controvertido «Decreto Seguridad» de Salvini, que entre otras cosas prevé la expulsión de inmigrantes considerados «un peligro social» o condenados solo en primer grado.

Sin embargo, Mattarella, a modo de advertencia, ha escrito una carta al primer ministro italiano, Giuseppe Conte, para recordarle las obligaciones constitucionales e internacionales del Estado y lo que la Constitución dicta en materia de justicia para los inmigrantes.

En concreto el jefe del Estado subrayó el artículo décimo, que, entre otras cosas, reconoce el derecho de asilo a los inmigrantes que corran peligro en sus países de origen y establece que «no se admite la extradición de extranjeros por delitos políticos».

En medio del debate, algunos alcaldes de la isla de Cerdeña se han subido a una patera para emular un desembarco y sensibilizar, de este modo, sobre el tema de la acogida de inmigrantes y en contra de la xenofobia y el racismo.

Una acción que ha tenido la réplica del partido ultraderechista Hermanos de Italia, esta vez para denunciar «otro tipo de racismo, el de las políticas contra los desempleados, los ancianos, los discapacitados y los jubilados italianos».

«Y mientras hay quien todavía lucha para promover la acogida a toda costa, nosotros preferimos estar de la parte de los italianos, los verdaderos discriminados», afirmó la líder de Fratelli d’Italia, Giorgia Meloni, en su cuenta en Facebook.