Fotografía de una enfermera que atiende a una niña de 8 años. EFE/Iván mejía/Archivo

Washington – Los médicos inmigrantes pueden convertirse en una alternativa para garantizar la atención a comunidades rurales en EE.UU., donde escasean los profesionales de la salud y sus pobladores tienen dificultades para acceder a estos servicios por falta de cobertura o problemas de transporte.

Así lo reveló un estudio sobre el tema que analiza la situación en áreas rurales y marginadas del país aquejadas por la pobreza, el cierre de comercios y de escuelas, así como por la falta de servicios de salud adecuados.

«En junio de 2019, aproximadamente 38,2 millones de personas residían en zonas rurales o parcialmente rurales», explicó a Efe Silva Mathema, autora del estudio y analista principal de políticas de inmigración del centro de pensamiento Center for American Progress.

La investigación aborda, a partir de entrevistas y estadísticas de salud e inmigración, la situación de las Áreas de Escasez de Profesionales de la Salud (HPSA, en inglés) y los obstáculos que enfrentan muchos profesionales para poder ejercer su profesión en estas zonas, en las que brindan atención a pacientes que padecen, por ejemplo, problemas de obesidad y enfermedades renales.

«Los médicos inmigrantes, que obtienen sus títulos fuera de EE.UU. y Canadá, enfrentan distintas barreras para ejercer su profesión» en el país, comentó Mathema, que en su artículo relata el caso de Arjun, un especialista en riñón de la India cuya identidad fue protegida y quien trabaja en el estado de Misisipi.

La experta relató en el estudio que Arjun opera distintas unidades de diálisis en Misisipi, estado que, según explica, «tiene algunas de las tasas más altas de pobreza y obesidad en el país y, por lo tanto, tiene una alta incidencia de enfermedad renal, especialmente entre las personas de color».

Mathema detalló a Efe que los profesionales primero deben aprobar una prueba nacional conocida como el Examen de Licencias Médicas de EE.UU. (USMLE, en inglés), así como obtener varias certificaciones. Además, deben cumplir tres años de residencias médicas y mantener su estatus migratorio, para lo cual son populares las visas J-1 y H-1B.

«Si bien estas visas ayudan a los médicos inmigrantes a ingresar o reingresar a sus profesiones, existen muchas restricciones que hacen que este proceso sea muy difícil para los médicos inmigrantes», aseguró Mathema, al advertir que la espera por una tarjeta de residencia («Green Card») para muchos médicos, en especial de India y China, es «extremadamente larga».

En contraste, cifras de la Asociación de Colegios Médicos Americanos (AAMC, en inglés) de este año citadas por la autora revelan que para 2032 se prevé que EE.UU sufra una escasez de entre 46.900 y 121.900 médicos en general y de entre 21.100 y 55.200 profesionales de atención primaria, así como de especiales en atención no primaria.

Las estadísticas muestran que actualmente se necesitan 14.472 médicos de atención primaria para compensar la falta de oferta en las HPSA.

En ese contexto, Mathema propone hacer permanente el programa de Exenciones Conrad 30, que hasta ahora permite a algunos médicos permanecer en el país con una visa temporal para trabajar en áreas rurales y urbanas en las que escasean los profesionales de la salud.

«En el 2015, el Congreso introdujo un proyecto de ley bipartidista que haría este programa permanente», apuntó la experta.

Pero advirtió que «dada la postura de la Administración actual», es posible que se deba «esperar un cambio de Administración para que este proyecto se convierta en ley».

Mathema lamentó que los médicos inmigrantes no tengan «muchas alternativas», aunque señaló que algunos estados han aprobado leyes que «ofrecen alternativas» para estos profesionales.