México- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el mandatario electo de Guatemala, Alejandro Giammattei, se reunieron en la ciudad de Mérida, en el suroriental estado de Yucatán, y acordaron trabajar en conjunto para atender, entre otros temas, el fenómeno migratorio.

El encuentro ocurrió en la base militar número 8 de Mérida donde previamente el mandatario ofreció una conferencia de prensa.

«Lo que más importa es ponernos de acuerdo para trabajar conjuntamente y enfrentar el fenómeno migratorio», dijo López Obrador a medios previo a la reunión, que fue a puerta cerrada y de la que solo se compartieron imágenes.

«Se trata de atemperar el fenómeno migratorio ofreciendo actividades productivas, ofreciendo trabajo, bienestar, para que la gente no abandone sus lugares de origen», añadió.

López Obrador presentó a Giammattei el plan de desarrollo para Centroamérica, que anteriormente acordó con los presidentes de El Salvador, Nayib Bukele, y de Honduras, Juan Orlando Hernández.

Se trata del «Plan de Desarrollo Integral: Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro», que mediante la inyección de recursos integra un programa de reforestación mexicano, «Sembrando Vida», y otro de aprendices, «Jóvenes Construyendo el Futuro», que ya ha aplicado en territorio mexicano, especialmente en la región sur-sureste.

En los últimos meses, México acordó con El Salvador y Honduras, respectivamente, la implementación de dicho plan en ambas naciones.

La inversión mexicana en cada uno de los tres países será de 30 millones de dólares y tiene como objetivo de generar unos 20.000 empleos en cada país y así frenar la migración.

López Obrador recordó que estaba pendiente la reunión con el presidente de Guatemala debido a que en el aquel país estaban en proceso electoral.

En México, la migración aumentó desde octubre de 2018, cuando caravanas con miles de migrantes, en su mayoría centroamericanos, comenzaron a ingresar con el objetivo de cruzar el país para llegar a Estados Unidos.

A inicios de junio de este año, Estados Unidos y México hicieron un acuerdo migratorio que evitó que el primer país impusiera aranceles a todos los productos provenientes del segundo.

A raíz de ello, México envió a las fronteras norte y sur a la Guardia Nacional -un nuevo cuerpo de seguridad impulsado por el Ejecutivo- y se contrató a más personal migratorio.

El Gobierno de México informó a inicios de septiembre que a raíz del acuerdo, por el cual se desplegó la Guardia Nacional en las fronteras norte y sur, se redujo el flujo migratorio un 56 %.

Según datos del Instituto Nacional de Migración (INM), en el periodo de enero a septiembre, México deportó a 106.552 indocumentados.