Tegucigalpa – “Nuestra sociedad está realmente dañada por la injusticia, la confrontación, la descalificación y la agresividad”, es parte del mensaje de la homilía correspondiente para este día en la misa dominical de la Iglesia Católica de Honduras.

En ese orden, el párroco de la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel de Tegucigalpa, Juan Carlos Martínez, criticó la actual sociedad hondureña e invitó a ver a través de la mirada de Jesús.

“La historia actual es testigo de muchos movimientos de liberación que han terminado imponiendo a los pueblos y personas una opresión más infeliz y feroz que la que criticaban”, externó el religioso durante su mensaje dominical para el VIII domingo de tiempo ordinario.

Explicó que esto debe ser un toque de atención para la vida personal y comunitaria de los hondureños.

“Cada uno da de lo que vive, cada árbol se conoce por su fruto”, argumentó al tiempo que invitó a dar frutos en pro del bienestar común.

“El que es bueno, de la bondad que almacena en su corazón, saca todo bueno y lo comparte con su familia, compañeros de trabajo y en todos los ambientes”, añadió.

Acto seguido, enfatizó que solo con actitudes buenas que salen del corazón se pueden hacer cosa buenas, grandes y extraordinarias.

Al respeto, incitó a evaluar las acciones de cada uno y darse cuenta si trata de acciones buenas y frutos de bondad.

En ese sentido, lamentó que si las acciones son malas se construirá la maldad en medio del mundo.

“Lo bueno que hay en nuestro corazón es lo que debe salir para transformar nuestro mundo en una sociedad más justa, fraterna y solidaria en donde todos podamos sentirnos hermanos”, apostilló.

Finalmente, exhortó a la luz de la palabra pedir al Señor Jesús poder ver a través de su mirada y dar frutos de vida.

A continuación Departamento 19 reproduce la lectura del día:

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
« ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su
aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas
en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano:
“Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto
bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el
corazón habla la boca».