Tegucigalpa – “La política y el poder no pueden estar en manos de grupos que sólo buscan sus intereses”, enfatizó este lunes durante su homilía de fin de año el cardenal Óscar Andrés Rodríguez en la misa concelebrada en la catedral metropolitana San Miguel Arcángel de la capital hondureña.

-El prelado también se refirió al sufrimiento y el dolor de los hondureños que han tenido que migrar en 2018 y cuestionó el irrespeto contra la mujer y los feminicidios.

En la homilía, Rodríguez subrayó que sabemos bien que la búsqueda del poder a cualquier precio lleva al abuso del poder y lleva a la injusticia por lo que pidió que el Señor nos conceda la paz en este año nuevo 2019.

Violencia y sufrimiento

“Que Dios nos conceda la paz a cada uno de nosotros, a nuestras familias, a nuestra Honduras, al mundo entero, todos queremos vivir en paz, pero actualmente en nuestro mundo no hay paz, el nacimiento de Jesús es la inauguración de un tiempo de paz, pero el mundo sigue amenazado por la violencia y nuestra sociedad queda muy frágil”, acotó.

Recordó que este año que está terminando está marcado por la violencia, la muerte y el sufrimiento de tantos migrantes, tantos hermanos que han tenido que migrar porque aquí no hay oportunidades de trabajo, porque hay amenazas de las pandillas, porque hay extorsión y todo mundo tiene derecho a buscar algo mejor.

“No hay derecho a que perdamos a nuestros conciudadanos sino lo que toca es volver a reflexionar y reorganizarnos, la política y el poder no pueden estar en manos de grupos que sólo buscan sus intereses, es el bien común, es el bien de todos lo que debe reinar”, cuestionó.Pidió perdón por tantas guerras, por tanta agresividad, por tanta violencia que enfrenta a los pueblos y también por las violencias que podemos llevar en nuestro corazón.

“Fíjense un mundo quiere paz y fabrica armas, queremos la paz y muchas veces somos violentos, necesitamos comenzar este año desarmando nuestro propio corazón de toda hostilidad, buscando caminos de paz, sólo Dios es capaz de desarmar el corazón humano de los mecanismos irrefrenables de la violencia absurda”, fustigó.

Pidió invocar la paz para que nunca haya vencedores ni vencidos y que sea Dios el que venza todos los corazones de los seres humanos.

Irrespeto a la mujer

Mientras el cardenal pronunciaba su homilía un grupo de inescrupulosos se dedicó a reventar petardos casi en la puerta del templo por lo que su mensaje tuvo que ser interrumpido en varias ocasiones.

“Vamos a ver si nos dejan terminar esos cohetillos que no tienen sentido, cada cual con su gusto”, criticó.

Recalcó que Cristo nació de una mujer al tiempo que increpó que qué poco se respeta a la mujer en nuestra sociedad, cómo hay feminicidios en el país.

El prelado se dio un tiempo para aclarar que la palabra correcta es feminicidios y no femicidios como erróneamente utilizan incluso periodistas graduados que no entienden que está mal dicho.

“Qué triste que haya violencia contra la mujer, cuando el santo padre San Juan Pablo II vino aquí a Honduras, desde Suyapa dijo que desde esta colina donde se divisa la ciudad le estoy diciendo a toda Honduras que no puede ser un buen cristiano el que no respeta a la mujer y entonces estamos todavía crudos en el camino, nos falta mucho”, señaló.

Se refirió a la noticia publicada por los periódicos hoy sobre un pandillero horrible que tiene un 18 tatuado en su vientre quien con la mayor desfachatez dice que si yo asesiné a la fisicoculturista.

“Eso es nuestra Honduras”, preguntó a lo que respondió “claro que no y lógicamente una de las gracias que tenemos que pedirle a María santísima a la cual veneramos y amamos como nuestra Señora de Suyapa, es que cada uno de los hondureños aprenda a respetar a la mujer porque sino no ama ni respeta a la virgen María de la cual nació el Señor Jesucristo”.

Visión bíblica en año nuevo

El prelado refirió que se termina un año y comienza uno nuevo, la visión bíblica y cristiana del tiempo y de la historia no es cíclica sino lineal, es un camino que va hacia la plenitud.

Agregó que se trata de un año que ha pasado y por lo tanto no nos lleva a una realidad que termina sino a una realidad que se cumple, es un paso más hacia la meta que está delante de nosotros, una meta de esperanza, una meta de felicidad porque encontraremos a Dios razón de nuestra esperanza y fuente de nuestra alegría.

“Mientras el año 2018 llega a su final, pensemos en las familias que han vivido el dolor y el luto por la violencia, encomendémoslas de manera especial; también pidamos perdón al Señor por nuestras culpas personales, por los pecados que se cometen en nuestra Honduras, contra la justicia, contra la paz, contra los valores del evangelio”, demandó el purpurado.

Asimismo, pidió interceder para que Dios tenga misericordia de nosotros. “Se termina un año y recogemos como en un cesto los días, las semanas, los meses que hemos vivido para ofrecerle todo al Señor y preguntémonos cómo hemos vivido el tiempo que Él nos ha regalado, lo hemos usado sobre todo para nosotros mismos, para nuestros intereses, o hemos sabido también invertirlo en los hermanos, en los más necesitados, cuánto tiempo hemos reservado para estar con Dios en oración, en el silencio, en la adoración”, preguntó.

Renovación profunda

En ese sentido, pidió confiar en la misericordia del Señor, ponerse en su corazón que es un órgano ardiente de caridad y pedir perdón.

“Que la paz se instaure en nuestra sociedad”, acotó el líder religioso”.

Refirió que el refrán popular dice que año nuevo, vida nueva, pero no puede ser simplemente una frase, sino que es una llamada a renovar nuestra vida, a comenzar el año llenos de esperanza, con un deseo de una renovación profunda, el año nuevo es un tiempo de posibilidades nuevas, porque es un tiempo que se nos ofrece como tiempo de gracia, un tiempo de salvación.

“En medio de la nostalgia de un año que se va, y hay que ver qué tipo de nostalgia, hasta quemando monigotes para tal vez liberar frustraciones que uno lleva, en medio de esa especie de nostalgia y la incertidumbre de un año que va a comenzar todos podemos intuir que hemos nacido para vivir una vida plena, con más sentido y por eso sería bueno que nos preguntáramos qué es lo que realmente deseamos y este año nuevo que hoy comienza será un año más, será un año vacío, rutinario o un año para crecer y ponernos en camino como los pastores de Belén”, apuntó Rodríguez.

Señaló que la iglesia necesita hoy como nunca aprender de la virgen María la interioridad, todos necesitamos aprender del silencio de María, pero quién en este tiempo se toma tiempo para ello.

“Justo en estos días de celebración del misterio de la Navidad, no son demasiado bulliciosos, hasta de relajo con esos cohetes, entonces qué pone como centro de nosotros en estos días el misterio de Dios hecho hombre que estamos celebrando”, acotó.

Señaló que en este tiempo mucha gente se pone propósitos para año nuevo como dejar de fumar, dejar de beber, hacer ejercicio, bajar algunas libras, y eso está bueno, pero serán verdaderos propósitos, consultó el prelado quien insistió que necesitamos poner a Cristo como prioridad en nuestra vida.

Ídolos modernos

Cuestionó que algunos países desde hace unos años han venido quitando a Dios, incluso han quitado los crucifijos que estaban en escuelas o algunas oficinas públicas para poner después la media luna a la fuerza. “Ciertamente una vida sin Dios no tiene sentido”, enfatizó.

Añadió que la cultura moderna está desplazando a Dios del centro de la vida, intenta arrinconarlo y entonces cuando se saca a Dios entran los ídolos modernos, el placer sin reglas morales, el tener aún a costa de robar o hacer lo que le da la gana sin tener presente la voluntad de Dios.

Recordó que hoy también se celebra la Jornada Mundial de la Paz y el papa Francisco ha escrito en su mensaje de este año que la paz es como una flor frágil que trata de florecer entre las piedras de la violencia “como que conocía nuestra Honduras con tanta violencia”.