El helicóptero del dispositivo permanente de la Policía Nacional en Senegal junto al avión de la Guardia Civil que aterriza en el país varias veces al año con el objetivo de evitar la migración irregular. EFE/María Rodríguez

Dakar – Un helicóptero y dos barcos desplegados de manera permanente en Dakar son los ojos que España tiene puestos en el cielo y la costa de Senegal para evitar la migración irregular desde el país africano.

El helicóptero es un aparato ligero y polivalente que pertenece a la Policía Nacional española y las dos patrulleras, a las que se suele ver rodeando la famosa isla de Gorée (a unos tres kilómetros de Dakar), son de la Guardia Civil española.

Integran un dispositivo de seguridad que se puso en marcha en 2006, cuando las Islas Canarias se convirtieron en el destino de miles de personas que salían en embarcaciones tradicionales de pesca principalmente desde Senegal, Mauritania y Marruecos.

Un dispositivo que sigue funcionando porque, según la Consejería de Interior de la Embajada de España en Senegal, tiene «un efecto disuasorio importante» y ha quitado el atractivo al uso de la ruta atlántica para llegar a Europa.

«El viaje desde aquí en una embarcación tradicional, que más o menos puede llevar entre 70 y 150 personas, son unos 6 ó 7 días de navegación», explica a Efe Jorge Andino, consejero de Interior de la legación española en Senegal.

Este periplo se hace «en unas condiciones bastante duras porque llevan poca cantidad de agua, el combustible va muy justo, muy hacinados en la embarcación, expuestos al sol, con el agua de mar y con el combustible que siempre se derrama», cuenta el consejero.

Unas condiciones que, sin embargo, no amilanaron a las 31.000 personas que arribaron en 2006 a las Islas Canarias, ni a todas aquellas que nunca llegaron porque perdieron la vida en el mar.

Este dispositivo hispano-senegalés de patrullas mixtas forma parte de las medidas para controlar las fronteras y los flujos migratorios por las que se rigen las actuales políticas migratorias de la Unión Europea (UE).

Unas medidas que, según indica la web del Consejo de la UE, han reducido las llegadas irregulares en más de un 90 %.

Como «ni la Policía ni la Guardia Civil tienen competencias en este país -explica Andino-, para dar legitimidad a una patrulla o a una actuación que se produzca en el curso de una patrulla tiene que haber miembros de las fuerzas de seguridad locales o del Ejército».

Por eso, en las embarcaciones, además del personal de la Guardia Civil siempre hay un gendarme, un policía y un miembro de la Marina senegalesa y, en el caso del helicóptero, dos policías españoles y un integrante de las Fuerzas Aéreas de Senegal.

Este operativo es idéntico al que se puso en marcha en Mauritania también en 2006, con la diferencia de que allí el helicóptero pertenece a la Guardia Civil.

UN DISPOSITIVO DISUASORIO Y PREVENTIVO

En el caso de Senegal, el dispositivo en el que participan la Policía y la Guardia Civil españolas sería uno de los factores que habría disminuido las salidas desde Senegal a Canarias cruzando en patera el océano Atlántico.

Para Rafael Carballo, agregado en la Consejería de Interior en Senegal, «los datos son contundentes».

«Empezamos con más de 30.000 inmigrantes llegados en el 2006 y en el año 2009, en tres años, se consiguió bajar a cero. Desde 2009 hasta 2017, ningún cayuco llegó a las Islas Canarias desde Senegal. Y a partir de 2017 y 2018 han sido contados con los dedos de la mano», indica a Efe el agregado.

Para Andino, el dispositivo «disuade». «Nosotros sabemos de casos en los que la gente estaba preparándose para embarcar y han detectado que el helicóptero pasaba por encima y se han ido», indica el consejero de Interior.

«El hecho de que lo vean (el barco), de que se acerque a los pescadores, de que les pregunten qué hacen, es evidentemente disuasorio y a la vez preventivo», apunta Carballo.

LOS SENEGALESES SIGUEN SALIENDO

Sin embargo, que esta operación de vigilancia pueda ser disuasoria no quiere decir que los senegaleses no sigan intentando llegar a Europa por la vía irregular.

Senegal continúa siendo un país de origen y tránsito e incluso de destino de otras personas de países africanos donde hay menos oportunidades de tener una vida digna.

Aunque la vía marítima se ha visto desterrada, por el momento, desde Senegal, se sigue optando por las vías terrestres para llegar a Libia, Marruecos o Argelia y cruzar el Mediterráneo.

También hay quienes lo intentan en las costas de países africanos más al sur de Senegal, como Gambia o Guinea-Bisáu, con menos seguridad en sus costas, o más al norte, como el Sahara Occidental o Marruecos.

Según datos de la Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR), entre enero y mayo de 2019 los senegaleses han sido la quinta nacionalidad de llegadas por mar y tierra a España de manera irregular, representando el 8,3 % (862 personas) de quienes alcanzaron así el territorio español.

Senegal no es un país en conflicto. De hecho, es una de las democracias más estables de la región y con un crecimiento económico del 7,2 % en 2017.

No obstante, este crecimiento económico no es visible en la mejora de la calidad de vida población y no produce empleo.

Según el Banco Mundial, la tasa de desempleo en Senegal en 2017 era del 4,84 %; pero el economista senegalés, Meïsa Babou, aseguró a Efe que esa cifra no representa la realidad y que uno de cada dos jóvenes senegaleses no tiene trabajo.

PREOCUPACIÓN ANTE LA REAPERTURA DE LA RUTA ATLÁNTICA

El pasado junio, la directora general de Relaciones Internacionales y Extranjería de España, Elena Garzón, declaró a Efe que «sí hay una preocupación» de que se intente de nuevo cruzar por Senegal, así como por otros países de la ruta atlántica, como Marruecos, Mauritania o Gambia, para llegar al país europeo.

Muestra de esa inquietud es la reciente donación de 22 vehículos de España a Senegal que se utilizará para la vigilancia o las visitas a finales de enero pasado del hoy ministro español del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, a Guinea-Conakry y Gambia, dos países de origen y tránsito de inmigración irregular.

Las dificultades añadidas a las ya peligrosas rutas en el Mediterráneo, como la que sale de Libia, o las dificultades de llegar a Italia por la medidas contra la inmigración irregular del ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, hacen que no se descarte la posibilidad de que los flujos migratorios se desplacen y se opte otra vez por la ruta atlántica.

Sin embargo, asegura Carballo, «gracias al dispositivo se ha conseguido controlar y, en la parte que concierne a Senegal, las salidas se han reducido a prácticamente nada».