El presidente de los EE.UU., Donald J. Trump, participa en la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la Coalición Internacional Contra Estado Islámico este miércoles, en el Departamento de Estado de EE. UU., Washington (EE.UU.). EFE

Washington – El llamamiento a la cooperación bipartidista que hizo este martes el presidente, Donald Trump, quedó hoy difuminado entre nuevos ataques mutuos del mandatario y la oposición demócrata, que anunció una investigación sobre los negocios y posibles lazos con Rusia del jefe del Gobierno.

Un día después del discurso anual de Trump sobre el Estado de la Unión ante el Congreso, el mandatario presumió del éxito de su alocución, en la que instó a dejar de lado las divisiones políticas y «gobernar como una nación».

«Para mí fue muy importante ponerme en pie y decir algunas palabras poderosas, algunas palabras de amor y algunas palabras (sobre la necesidad de llegar a un) acuerdo. Creo que el discurso ha sido bien recibido», aseguró Trump en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca.

Sin embargo, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, criticó que Trump protestara en su discurso por las «ridículas investigaciones partidistas» en su contra y alertara de que «para que haya paz y legislación, no puede haber guerras e investigación».

«Eso fue una amenaza, y el presidente no debería traer amenazas al pleno de la Cámara», opinó hoy Pelosi en declaraciones a los periodistas en el Congreso.

«Dijo que no cooperaría a no ser que nosotros decidamos no ejercer nuestra responsabilidad constitucional de vigilar» a la rama Ejecutiva, lamentó la líder demócrata.

Además de a la indagación sobre la trama rusa del fiscal Robert Mueller, Trump se refería a las investigaciones que han prometido abrir los demócratas, que desde enero controlan la Cámara de Representantes, acerca de las actividades del mandatario.

Pero, lejos de amedrentarse ante esa advertencia, el nuevo presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, el demócrata Adam Schiff, aprovechó la resaca del discurso para anunciar una investigación sobre Moscú y el mandatario.

«Este Comité de Inteligencia llevará a cabo una investigación rigurosa sobre los esfuerzos de Rusia y otras entidades extranjeras para influir en el proceso político en EE.UU. durante y desde la elección presidencial de 2016», aseguró Schiff en un comunicado.

Esa pesquisa será independiente de la de Mueller y examinará, además, «informes creíbles sobre lavado de dinero y compromisos financieros» relacionados con los negocios de Trump y su entorno.

Trump no tardó en reaccionar, al definir a Schiff como un «político aficionado que está haciendo esto para hacerse un nombre».

«No hay ninguna razón para hacer esto. Ningún otro político ha pasado por ello. Se llama ‘hostigamiento al presidente’, y es desafortunado. Y realmente hace daño a nuestro país», afirmó Trump en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca.

El otro tema que centró la atención en Washington fueron las conversaciones en el Congreso para lograr un acuerdo sobre inmigración que pueda convencer a Trump y evitar un nuevo cierre parcial de la Administración a partir del 15 de febrero.

Trump ha exigido que ese paquete sobre inmigración incluya fondos para construir el muro en la frontera con México, y ha dejado la puerta abierta a esquivar al Congreso y usar su poder ejecutivo para financiar ese proyecto si es necesario, mediante la declaración de que existe una «emergencia nacional» en la zona limítrofe.

No obstante, la Casa Blanca aseguró que su vía preferida sigue siendo «un acuerdo logrado en el Congreso».

«Queremos ver lo que negocian. Estamos dando una oportunidad al Congreso, la prioridad ahora mismo es encontrar una solución legislativa», dijo a los periodistas la directora de comunicaciones estratégicas de la Casa Blanca, Mercedes Schlapp.

Entretanto, la campaña de reelección de Trump anunció que el mandatario dará el próximo lunes su primer mitin de este año en El Paso (Texas), una ciudad fronteriza con México que centró una de sus afirmaciones más polémicas durante su discurso ante el Congreso.

El mandatario afirmó que El Paso tenía unas tasas de violencia «extremadamente altas» antes de que se construyera allí un muro en 2008, a pesar de que esa localidad nunca ha estado entre las más peligrosas del país y la década pasada era de las urbes más seguras comparada con otras de su tamaño.