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Los altos flujos migratorios originados en la geografía nacional han dejado a Honduras sin mano de obra para el corte de café en pleno auge de la cosecha 2022-2023 del aromático.

Honduras exportó entre octubre y las primeras dos semanas de diciembre de 2022 unos 274.000 quintales del grano (de 46 kilos), un volumen en un 51 % menor al mismo periodo de la cosecha 2021-2022 (557.000 quintales), informó este martes el Instituto Hondureño del Café (Ihcafe).

Pese a varios desafíos que enfrentan en el sector café, las expectativas son buenas y se espera que en la cosecha 2022-2023 se pueda aumentar en mil millones de quintales la exportación del aromático, dijo el productor Mario Suazo.

La caída del precio internacional en más de 90 dólares, la migración de hondureños que merma la mano de obra y una buena cosecha a causa de las abundantes lluvias, son los “claros oscuros” del balance del sector café en Honduras durante este 2022.

La falta de mano de obra es la principal preocupación de los productores de café en todo el país, manifestó hoy el productor Delmer García.

Honduras, el mayor productor de café de Centroamérica, recibió 1.448 millones de dólares al cierre de la cosecha 2021-2022, que finaliza, lo que supone un aumento de 24.4 % frente a lo percibido en el periodo 2020-2021, informó una fuente oficial.

Los ingresos por las exportaciones de café hondureño en los primeros nueves meses de la cosecha 2021-2022 crecieron un 35 % con respecto al mismo periodo del ciclo pasado, mientras que las ventas disminuyeron un 15,2 %, informó este lunes a Efe una fuente del Instituto Hondureño del Café (Ihcafe).

Dentro de noticias no halagadoras en la economía nacional por la alta inflación, el sector productor de café brinda una buena noticia y proyecta llegar a una cosecha de los 7 millones de quintales lo que dejaría entre 1, 600 y 1,800 millones de dólares en divisas este 2022.

La historia del café de la colombiana Doris Prada es la de un árbol genealógico que no ha dado otros frutos más que la “pasión” por este alimento, un producto que su familia lleva elaborando desde hace 35 años a través de más de tres generaciones y que ahora llega a las cafeterías españolas.

Los bebedores de café en toda Latinoamérica seguirán pagando caro cada taza por cuenta de una tormenta perfecta: la elevada inflación que trajo consigo la reactivación económica tras la pandemia, un clima extremo, los desafíos logísticos que supuso la covid-19 y la crisis del suministro de fertilizantes a causa de la invasión rusa a Ucrania.