Foto cortesía La Opinión

Tegucigalpa – Tras haber vivido una odisea en la ruta migratoria luego de emigrar en caravana desde su natal Villanueva, Cortes, la hondureña Silvia Raquel Padilla, dio a luz en Estados Unidos pero su pequeño hijo fue diagnosticado con síndrome de Down.

-Miles de hondureños emprendieron la ruta migratoria en caravana el pasado 13 de octubre pero la mayoría ya fueron deportados.

-La reciente madre dejó una hija de tres años en Honduras y es lo más duro que ha hecho, relató.

 La joven madre de apenas 27 años de edad huyó del país ya que temía por su vida, a causa que el padre del menor es un militar activo quien, según relató la inmigrante a periodistas, la amenazaba constantemente luego de enterarse que tenía una nueva pareja.

Atrás dejó una hija, lo más difícil que ha hecho, relató la madre quien cruzó la frontera el 26 de diciembre y quien arguye desconocía su estado al momento de emigrar.

Partió con la primera caravana el 13 de octubre desde la ciudad de San Pedro Sula y fue al llegar a Tijuana que se enteró de su embarazo, no obstante, decidió continuar con la travesía y el 26 de diciembre junto a un grupo de inmigrantes cruzó de forma irregular la frontera sur de EE.UU. pero fue detenida de forma inmediata.

“Yo sufría muchas amenazas de mi expareja quien es militar del gobierno [hondureño]”, contó Padilla. “Él es el padre de mi hija”.

Tras solicitar el apoyo de sus familiares en la unión americana y que estos se los negarán por su embarazo, la madre hondureña recibió ayuda de personas que conoció en la misma caravana y ahora hasta donaciones de propios estadounidenses.

Al momento de cruzar la frontera habló a una tía que vive en Houston, Texas, para pedirle albergue una vez lograra saltar el muro fronterizo.

“Ella me dijo rotundamente que no porque yo embarazada iba a ser una carga”, contó.

Un grupo de siete personas -entre adultos, niños y embarazadas- se saltaron el muro en plena luz del día, según el recuento de Padilla y no pasó mucho tiempo entre pisar tierra estadounidense y el arresto de todos ellos, ya que la patrulla de inmigración los estaba esperando del otro lado para detenerlos.

En el albergue en México conoció a una mujer salvadoreña, quien le dijo que su hija vivía en Los Ángeles y que la podía recibir si no tenía a donde ir.

“El de inmigración nos dijo, ‘súbanse’ y nos encerró en la ‘perrera’, así le decimos nosotros [a las camionetas] y nos llevó a la detención”, dijo Padilla. “Ahí estuve encerrada por dos días. Creo que corrí con suerte porque me miraron la panza bien grande que tenía”.

Fue liberada y llevada a un albergue de San Diego, ya en California, donde eventualmente fue trasladada a Los Ángeles. Cuenta que estuvo unos días con la hija de la señora salvadoreña que la ayudó, pero debido a que su apartamento era muy pequeño se vio obligada a buscar otro lugar.

Luego de su odisea logró encontrar un refugio en casa de otras personas que conoció en Tijuana, cuando fueron a dejar donaciones, y quienes también le ayudaron a crear una página de recaudación de fondos GoFundMe.

La madre hondureña decidió llamar a su hijo “Ángel” quien nació por cesárea el 15 de enero en un hospital del Valle de San Fernando.

En ese momento los doctores le dijeron a su mamá que al niño le faltó oxígeno. El viernes, fue diagnosticado con síndrome de Down.

Aunque la noticia no es alentadora, Padilla dijo que se siente muy bendecida de poder haber permitido que su hijo naciera en EEUU. En su natal Honduras no hubiera podido costear los cuidados y durante todo su embarazo tampoco tuvo revisiones médicas.

“A veces siento como si todo esto fue un sueño. Y no me cae el veinte que estoy en Estados Unidos”, dijo. “Ahora estoy yendo a un grupo de oración para pedir mucho por mi pareja, mis hijos y para darle gracias a Dios por todo lo bueno que me ha pasado”.

Agregó que, sus próximos planes son mejorarse del parto, luchar por su pareja quien en este momento se encuentra en el centro de detención de Adelanto y buscar un trabajo para poder sustentarse.