Washington.– Los comicios legislativos que celebrará EEUU en unos días están marcados por una polarización creciente de la mano del propio presidente Donald Trump, quien ha provocado que el discurso político del país pivote sobre una cuestión identitaria, arremetiendo contra inmigrantes y minorías.

Aunque las encuestas apuntan que el principal tema de preocupación de los estadounidenses, de cualquier ideología, es el acceso a la sanidad, los sondeos también demuestran que los votantes están repartidos casi por raza, género, creencias y clase social, llevando a EEUU a «una tribalización» electoral ineludible.

El profesor de Ciencia Política de la American University David Barker consideró en declaraciones a Efe que «las diferencias de identidad son la escisión central en la política estadounidense en este momento», lo que hace que se disipen los «problemas reales» del debate de campaña.

«La política estadounidense se ha vuelto muy tribal y la política partidista se trata como un deporte de sangre, de pertenencia a un equipo. Las diferencias sobre la política de inmigración reflejan esa división de identidad, pero son un síntoma, no una causa», reflexionó.

Barker reconoció el papel fundamental de la inmigración como arma arrojadiza en estas elecciones y subrayó que en EEUU «nunca» ha sido tan grande la división partidista entre las minorías y los blancos, pero recordó que las diferencias raciales «son solo una parte de la historia de la identidad».

La brecha «nunca ha sido tan grande entre hombres y mujeres o entre los blancos que van a la iglesia y los que no. O la ruptura entre los jóvenes y la gente mayor. O la división entre los que tienen títulos universitarios y los que no han recibido educación superior. Tampoco entre los urbanitas y la gente del campo».

No obstante, la inmigración es sin duda protagonista en los comicios, especialmente con la posible llegada de la caravana de inmigrantes procedentes de Honduras, un elemento que, a juicio de la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Fairfield (Connecticut) Gayle Alberda, se ha convertido en «una oportunidad para Trump».

«Con la caravana, se abrió la oportunidad para Trump y sus compañeros republicanos de comenzar a utilizar la inmigración como un grito de reclamo para su base», aseguró la experta, quien recordó que la mayoría de estadounidenses cree que la caravana debe detenerse en la frontera.

El mandatario ha afirmado que entre los inmigrantes que están cruzando Centroamérica y México puede haber criminales, e incluso terroristas de Oriente Medio, una estrategia que, como señaló Alberda, «apela al miedo», un gran motivador electoral.

Así, un síntoma más de este clima de polarización, han sido los últimos episodios de violencia política que han tenido lugar en el país, con especial relevancia la del envío de paquetes bomba a figuras del Partido Demócrata por parte de un seguidor ferviente de Trump.

A este clima enrarecido, al que se le ha sumado la influencia del movimiento feminista #MeToo, se añadió el polémico debate sobre la idoneidad del ya juez del Tribunal Supremo Brett Kavanaugh para ocupar ese cargo, pese a haber sido acusado de abusos sexuales por varias mujeres.

Tras un duro proceso público en el Senado, en el que una de las presuntas víctimas declaró ante los ojos de todo el país, Kavanaugh fue confirmado finalmente, y el efecto en las encuestas, contra todo pronóstico, fue positivo para los republicanos.

«La confirmación de Kavanaugh ha animado a los republicanos y deprimido a los demócratas. Los demócratas creen que a los conservadores les irá mejor en las cortes. Sin líderes carismáticos que los movilicen, los demócratas están menos animados», opinó Steffen Schmidt, profesor de Política de la Universidad de Iowa.

Mientras el discurso de Trump es duro y efectivo, el mensaje demócrata más constructivo y suave no parece calar lo suficiente como para dar por hecho una victoria, al menos en una de las dos cámaras del Legislativo, ahora en manos republicanas.

«Es increíble que los demócratas no estén golpeando mucho fuerte con la amenaza (que supone Trump) a la Seguridad Social y al acceso a la sanidad. Parecen temerosos de volverse negativos y están respetando las instrucciones de Michelle Obama de no caer bajo cuando los republicanos juegan sucio. ¡Mal consejo!», sentenció.