Saadia Sánchez, representante de la Unesco en Quito. EFE/Archivo

Quito – El fenómeno de la migración ha sido incluido en el último Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM, por sus siglas en inglés), presentado hoy en Quito, y que llama a Gobiernos e instituciones a abordarlo como oportunidad.

«La educación es un factor potente, importante, que configura los flujos migratorios. Cuanto más alto sea el nivel de la educación, mayor será la probabilidad de migrar», manifestó en el lanzamiento del documento Saadia Sánchez, Directora de Unesco en Quito y representante para Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela.

La responsable del organismo internacional señaló que el informe, dado a conocer a nivel mundial el 21 de noviembre, se presentó hoy en la capital ecuatoriana con motivo del Día Internacional del Migrante, «precisamente dada la coyuntura muy especial que viven nuestros países de América Latina y Caribe».

Refirió en particular, el elevado flujo del éxodo venezolano, «sin de ninguna manera, dejar de lado otros movimientos migratorios».

Titulado «Migración, desplazamiento y educación 2019», se integra en los objetivos de Desarrollo Sostenible y aborda uno de los fenómenos más acuciantes que está teniendo un impacto en los sistemas educativos de todo el mundo, así como en el ejercicio del derecho a la educación de millones de personas.

«Los migrantes, refugiados y desplazados corren el riesgo de quedarse atrás», advirtió Sánchez antes de incidir en los retos que plantea la movilidad humana tanto a nivel nacional como internacional, en la que se ven inmersos 250 millones de migrantes extranjeros a nivel mundial.

La representante de Unesco para varios países de la región señaló en ese sentido que la inmigración internacional, afecta a los sistemas educativos de los países de origen y en especial a algunos de los más pequeños.

Afirmó que «hay más refugiados que migrantes en edad escolar, la mitad de ellos menores de 18 años y que a menudo llegan a lugares donde la educación puede ser ya deficiente».

Con todo, valoró que «la migración y el desplazamiento representan una oportunidad» y citó varios ejemplos, como el caso de que los menores que se mudan de las áreas rurales a las urbanas, a menudo reciben más educación que aquellos que no lo hicieron.

O que en el caso latinoamericano, los estudiantes indígenas urbanos, normalmente superan a sus compañeros rurales completando varios años educativos, aunque siguen siendo peor calificados que los no indígenas, en lo que respecta a migración interna.

Por otra parte, los hijos de migrantes internacionales también tienden a beneficiarse de los sistemas educativos de países adoptivos, y sobre los refugiados que abandonan sus hogares, «también dejan atrás la inseguridad y la violencia: entre 2013 y 2017, se registraron 12.700 ataques a escuelas en los países afectados por conflictos».

Sánchez insistió en que un sistema educativo inclusivo puede rebajar las causas de la tensión, ayudar a comunidades de acogida de inmigrantes a interactuar, proporcionar igualdad de oportunidades y llamó a las instituciones a no permitir la discriminación.

«Un punto que a menudo se pierde de vista en los debates públicos es que con relativamente pocas excepciones en promedio, los inmigrantes son más educados que los nativos», aclaró.

Arnaud Peral, coordinador residente del Sistema de Naciones Unidas y representante del Programa de ONU para el Desarrollo en Ecuador dijo que el informe «se plantea en un contexto muy particular para la región con los enormes retos que tenemos como sociedades ante el gran flujo migratorio venezolano».

Exhortó a evidenciar los retos, pero también «las enormes oportunidades que presentan la movilidad humana y las migraciones».

Por su parte, el viceministro de Educación, Alfredo Astorga, manifestó que «la situación de los niños y niñas migrantes especialmente de Venezuela no es un tema aislado, sino que remueve todo el sistema de nuestra cultura institucional».