Atenas – Las autoridades sanitarias griegas han detectado hasta ahora al menos 15 casos de COVID-19 entre las 2,000 personas a las que se les han hecho pruebas tras la aparición el pasado miércoles del primer caso de coronavirus en el campo de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos.
Según los datos provisionales facilitados por los medios locales, no verificados todavía por las autoridades sanitarias, se trata de personas que entraron en contacto con el somalí de 40 años que dio positivo la semana pasada y que desde entonces se encuentra hospitalizado.
El hombre, que ya tenía enfermedades previas, había obtenido en enero pasado el estatus de refugiado y en agosto se había mudado a Atenas para buscar trabajo, pero regresó a Moria tras no encontrar ocupación, lo que el ministro de Migración, Notis Mitarakis, calificó de acto «ilegal».
El hombre vivía en una tienda de campaña en la parte exterior del recinto propiamente dicho, un área repleta de carpas improvisadas.
Tras aparecer este primer contagio, miembros de la Organización Nacional de Salud Pública (EODY) se desplazaron al campo, en el que malviven 13,000 personas en pésimas condiciones higiénicas.
El campo fue inmediatamente puesto en cuarentena y hasta el 17 de septiembre no puede salir ni acceder nadie, con excepción del personal sanitario.
En unas primeras declaraciones el mismo día de detectarse el caso, Mitarakis afirmó no estar preocupado por una amplia propagación y aseguró que en los últimos meses ha habido casos similares en otros campos sin que hasta ahora haya habido fallecimientos.
Al mismo tiempo, el ministro aprovechó la circunstancia para recalcar la necesidad de acabar con los campos de refugiados abiertos y sustituirlos por cerrados, algo que lleve planeando el Gobierno desde hace mas de un año, pero que viene retrasándose.