Chicago (EE.UU.) – El número de indocumentados que viven en Estados Unidos se redujo en un millón desde 2010 hasta alcanzar los 10,6 millones de personas en 2017, según un estudio divulgado este jueves por el Centro de Estudios Migratorios.
Con cifras propias y estadísticas del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), el centro señala que el crecimiento de la población indocumentada alcanzó su punto máximo en 2000, para luego disminuir rápidamente en esa década.
En el año 2000, la población indocumentada era de 8,6 millones, cuando en 1990 era solo de 3,5 millones, y su crecimiento llegó hasta los 12 millones en 2008, año en el que comenzó un paulatino descenso hasta los 10,6 millones estimados en 2017.
Según el reporte, la cantidad de ingresos ilegales cayó a niveles históricos en los últimos años, con solamente una tercera parte de arribos a través de la frontera sur.
Por ello, el informe niega la existencia de una emergencia nacional en la frontera con México como lo afirma el presidente Donald Trump como argumento para financiar la construcción de su muro.
Dos tercios de indocumentados entre 2010 y 2016 corresponden a personas que ingresaron por avión con visas y se quedaron en el país después del vencimiento del plazo de estadía, agrega.
El incremento de esta categoría se debe a personas que llegaron de India y Venezuela, que en este último caso pasaron de 65.000 en 2010 a 146.000 en 2017 debido a la crisis social y económica que vive el país latinoamericano.
Las cifras del estudio indican que el crecimiento de la población indocumentada se detuvo porque los arribos de gente sin papeles cayeron de 1,4 millones en 2000 a 550.000 en 2007 y se mantienen en ese nivel desde entonces.
Al mismo tiempo, la cantidad de indocumentados que abandonaron EE.UU. pasó de 370.000 en 2000 a 770.000 en 2016.
En cuanto a las detenciones realizadas por la Patrulla Fronteriza, el reporte indica que estas cayeron de 1,6 millones en 2000 a alrededor de 300.000 en 2017.
«Ciertamente hay una gran necesidad de mejorar y expandir la infraestructura en los puertos de ingreso a Estados Unidos, y de ajustar las estrategias de vigilancia, pero no existe una emergencia nacional», afirma Robert Warren, autor del informe.
Según su análisis, las tendencias indican que se ha logrado un progreso substancial desde el año 2000 para reducir la migración indocumentada y revertir su crecimiento.
El experto advierte que las personas que buscan asilo no deben ser incluidas en las estadísticas del Gobierno sobre migrantes indocumentados, porque ejercen un derecho reconocido por leyes internacionales y domésticas.
Al declarar la emergencia nacional el 15 de febrero, para poder acceder a 8.000 millones de dólares y financiar el muro en la frontera, Trump señaló que busca proteger al país de una «invasión de drogas y criminales» que llega desde México y que ha calificado de un grave riesgo para la seguridad nacional.