Ginebra – La vicepresidenta colombiana, Francia Márquez, pidió hoy en la apertura del II Foro Global de Refugiados asistencia internacional para atender los flujos de desplazados que su país recibe, incluidos los procedentes de Venezuela o los que tratan de llegar a Norteamérica a través del Tapón del Darién.
«Nuestro Estado no tiene por sí solo la capacidad ni los recursos para atender esta situación, tenemos por supuesto voluntad política pero se requiere más», aseguró la vicepresidenta, recordando que este año han tratado de atravesar el Darién, que separa a Panamá de Colombia, 500.000 personas de más de un centenar de nacionalidades.
Márquez recordó que Colombia es el cuarto país del mundo que más refugiados acoge, unos tres millones principalmente venezolanos, y a la vez el primero en desplazados internos, 6,9 millones a causa del conflicto armado.
«Yo misma viví en carne propia el desplazamiento forzado el 5 de octubre de 2014, a las dos de la mañana, cuando me tocó salir huyendo con mis dos hijos porque un grupo armado me declaró objetivo militar», rememoró Márquez, primera mujer afrodescendiente en llegar a la vicepresidencia de Colombia.
La mandataria también explicó que en Colombia, paralelamente al desplazamiento se sufre el «confinamiento», poblaciones enteras a las que no se les permite salir de un territorio por la actividad de grupos armados o la contaminación con minas de esa zona.
«Campesinos indígenas o afrodescendientes no pueden por ello cultivar o pescar para su supervivencia», señaló, subrayando que este fenómeno tiene también un impacto electoral, al impedir a estas poblaciones confinadas acudir a lugares designados para ejercer su derecho al voto.
Como muestra del compromiso con estos problemas de Colombia, país que coorganiza el II Foro Global, Márquez indicó que dos de los tres millones de refugiados venezolanos en su país han recibido estatus migratorio especial, y se concedió la nacionalidad colombiana a 100.000 niños de ese colectivo para evitar que fueran apátridas.
A nivel global, la vicepresidenta abogó por «una legislación internacional que atienda el desplazando forzado», en un momento en el que «hay naciones que se niegan a admitir que tienen desplazados internos».
También consideró necesario que el mundo «reconozca que hay una crisis migratoria mundial, atendiendo sus causas».
Estas causas no son sólo conflictos, aseguró, sino también «un modelo de desarrollo que despoja, que desplaza a las comunidades con el hambre y con la falta de garantía de derechos».
«Nadie se quiere ir de la tierra en la que nació huyendo de casa, sí lo hace es porque quiere salvaguardar su vida o desea mejores oportunidades», concluyó Márquez, quien también exhortó a los Estados a flexibilizar las condiciones de movilidad para evitar que la gente use rutas migratorias tan peligrosas como el Tapón del Darién.