Miami – La activista de origen nicaragüense Nora Sandigo, que se ha convertido en la tutora legal de más de 2.500 niños nacidos en Estados Unidos de padres indocumentados, afirmó este lunes que es «diabólico» tener a «menores inocentes en cárceles» por haber entrado solos y sin papeles a este país.
Sandigo habló así rodeada de una veintena de niños a cargo de su fundación a la entrada del cine donde hoy se presentó el documental «The Great Mother», en el que los estadounidenses Dave LaMattina y Chad Walker muestran la tarea humanitaria que ella realiza.
Walker dijo a Efe antes de la proyección que el principal propósito de este documental es dar a conocer el problema de los niños estadounidenses cuyos padres indocumentados son detenidos o deportados y se quedan separados de sus familias en este país.
«Lo que hace Nora por esos niños estadounidenses es algo notable, increíble» y pocos saben que este problema existe, agregó.
Sandigo, que lleva más de 30 años dedicada a defender los derechos de la infancia, asume la tutoría legal de esos niños, con la autorización de los padres que quieren que si ellos son deportados permanezcan aquí para que tengan un mejor futuro.
Se trata de evitar que pasen a manos del Estado y sean ingresados en orfanatos o entregados a familias adoptivas.
Según dijo hoy Sandigo a la prensa, son ya más de 2.500 niños de los que es tutora legal y hay otros 500 que están en trámites de serlo.
Hoy mismo «dichosamente» la Nora Sandigo Children Foundation recibió una niña que llevaba ocho meses detenida, dijo rodeada de pequeños vestidos con camisetas amarillas con el nombre de la entidad, algunos pocos con sus madres.
Aunque la mayoría de estos niños que Sandigo tutela viven con parientes o amigos tras la partida forzosa de uno o sus dos progenitores, en ocasiones se ocupa de algunos de ellos como si de sus propios hijos se tratara, acogiéndoles en su hogar y llevándoles consigo a todos sus compromisos.
Sandigo y su fundación se ocupan específicamente de los niños que son ciudadanos estadounidenses por haber nacido en este país, pero la activista siente la misma preocupación por todos los niños que se ven perjudicados por las políticas migratorias.
En Homestead (sur de Miami), cerca del lugar donde la fundación de Sandigo tiene un centro para los niños a su cargo, se erige un denominado refugio provisional de menores no acompañados donde están recluidos más de un millar de niños detenidos por ingresar a EE.UU. sin documentos, una cifra que pronto se va a duplicar.
Sandigo dijo que los niños a su cargo y los recluidos en el refugio temporal son «hijos de Dios» con los mismos derechos y se lamentó de que haya menores encerrados «como animalitos».
«Necesitan estar libres» y junto a sus padres para poder mostrar su capacidades y lograr su desarrollo, afirmó.
Para Sandigo, como sociedad los estadounidenses tienen que acabar con «esta injusticia terrible», es «algo cruel, diabólico».
El documental «The Great Mother» fue estrenado en Nueva York en noviembre pasado y vuelve ahora a la pantalla durante el Festival Internacional de Cine de Miami, donde compite en varias categorías.
Uno de los casos que aparecen en el documental es el de Valerie y Matthew Travi, hijos del matrimonio colombiano formado por Julio y Olga, que se vio forzado a pedir que la activista acogiera a los adolescentes después de que un juez les ordenara abandonar EE.UU. tras más de 11 años intentando legalizar su situación.
Amenazado por la mafia del narcotráfico colombiano, contra la que luchó cuando era un policía de la unidad antidrogas de Colombia, Julio se niega a que sus hijos, nacidos en EE.UU., vuelvan al país latinoamericano, donde cree que sus vidas corren peligro.
La historia de los Travi no sólo revela el dolor de padres e hijos, sino la desorientación y el desamparo de los menores, que desde edades muy tempranas quedan a la deriva, sin su principal referente para guiar sus pasos.
Junto a Nora estuvo hoy en Coral Gables Art Cinema un adolescente de 17 años nacido en Seattle y, por tanto, estadounidense, cuyos padres fueron deportados a la India.
Desde que tiene 14 años vive en casa de Sandigo, quien lo considera tan «hijo» suyo como a sus dos hijas, de 19 y 21 años.