Tegucigalpa – En un esfuerzo por promover el arte, la cohesión social y la prevención de la violencia contras las mujeres, niñez y juventud migrante se realizó en la zona norte de Honduras el concierto MigFest.
Este espacio promovido por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), contó con las interpretaciones de las bandas y coros del Proyecto Uremu, integrantes de la Banda de los Supremos Poderes, así como de la Banda Sinfónica Femenina de San Pedro Sula, que tocaron piezas populares y tradicionales hondureñas.
“La música es un lenguaje universal que trasciende las barreras. Gracias a este convierto, hemos visto cómo puede ser una herramienta poderosa para contribuir a la inclusión de las mujeres y juventudes migrantes bajo la tolerancia, el respeto y la no discriminación”, comentó la jefa de oficina de la OIM en Honduras, Paola Zepeda.
El evento, que se llevó a cabo en la ciudad de San Pedro Sula, reunió a más de 300 personas y en él, talentosos niños, niñas y adolescentes de zonas de alto riesgo de San Pedro Sula que forman parte del Proyecto Uremu, un programa de educación musical orquestal gratuito, tocaron temas como El mamut, Oda a la Alegría, Recuerdos de mi infancia y Merengue del Primero.
También hubo música gracias a la Banda Sinfónica Femenina, un proyecto dirigido por Angie Licona.
“Es realmente inspirador ver a tantas personas involucradas y comprometidas en esta actividad. Para la OIM es de suma importancia realizar esfuerzos que faciliten la acogida de las personas migrantes retornadas y la convivencia pacífica entre todos los miembros de la comunidad”, agregó Zepeda.
Con este esfuerzo se contribuye en el cumplimiento de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el objetivo 10, que pretende reducir la desigualdad en y entre los países.
De igual manera, aporta al Objetivo 2 del Pacto Mundial sobre Migración, del cual Honduras es signatario y país precursor, que busca minimizar los factores adversos y estructurales que obligan a las personas a abandonar su país de origen.
Esta iniciativa fue apoyada por la Secretaría de las Culturas, las Artes y los Patrimonios de los Pueblos de Honduras (SECAPPH), así como de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo, el Gobierno de Canadá y el Gran Ducado de Luxemburgo.