Foto tomada de Suyapa Medios.

Tegucigalpa – La Iglesia Católica celebra este domingo la fiesta del Corpus Christi o Cuerpo de Cristo y destacó el valor de la eucaristía, acción donde se puede comer el cuerpo de Dios.

Así lo señaló el arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher, quien apuntó que la fiesta de hoy es una reafirmación vital de nuestra fe en la presencia real de Jesús en la Eucaristía.

¿Es posible que la criatura coma a su creador? Pues, algo así, no lo olvidemos, es lo que ocurre cada vez que nosotros comulgamos, reflexionó.

Explicó que, Cristo quiso quedarse con la humanidad y por ello se hace presente en cada eucaristía donde a través de la comunión se puede ser uno con su cuerpo y sangre.

 Dios se deja comer para que nosotros tengamos su vida. Quiere que su redención esté tan dentro de nosotros, que decidió, quedar presente en el pan consagrado, maravillosa invención de su amor, manifestó.

Jesucristo quería no solo quedar, sino que quería quedar dentro de nosotros y mostrarse en nuestras obras, agregó.

Desde el inicio, la fracción del pan, fue el acto litúrgico en torno al cual se congregó la comunidad cristiana “el primer día de la semana”, expresión de que en la Resurrección de Cristo se inician la tierra y los cielos nuevos, recordó.

Es el mismo Cristo el que convoca, el que se ofrece y el que celebra. Cuánto más podamos identificarnos con Cristo, cumpliendo su mandato –“esto es mi cuerpo”-, más cerca estaremos de su vivir eterno, zanjó.

A continuación Departamento 19 reproduce la lectura del día tomada el santo Evangelio según San Marcos

Mc 14, 12-16. 22-26

El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?” Él les dijo a dos de ellos: “Vayan a la ciudad. Encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: ‘El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’ Él les enseñará una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena”. Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen: esto es mi cuerpo”. Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: “Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.

Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos. (RO)