Tegucigalpa (Especial Proceso Digital /Por Ronald Ordóñez) – María (nombre asignado), es una joven que reside en una populosa colonia del norte de la capital hondureña, cursa su último año de la carrera de enfermería, su objetivo es graduarse y emigrar hacia España, donde espera encontrar un empleo cuidando algún adulto mayor o algún enfermo.

Ella representa a una generación de profesionales que se está formando en el sistema público y privado para emigrar inmediatamente después de adquirir su título.

Actualmente seis de cada 10 estudiantes de secundaria piensan en emigrar, afirmó a Proceso Digital, César Castillo, coordinador del Observatorio de Migraciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

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El Gerente de Política Económica del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Santiago Herrera, expuso a Proceso Digital que a causa de la falta de empleo y de incubación de oportunidades, existe una generación de jóvenes que se forman actualmente, pero que su objetivo es emigrar.

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La multicrisis sociopolítica, la falta de empleo, la inseguridad y el cambio climático, son factores que orillan a los jóvenes profesionales a perder la esperanza y buscar oportunidades en el extranjero, comentó el gerente de Política Económica del Cohep.

Datos revelados a Proceso Digital por autoridades del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) señalan que unos 60 mil profesionales universitarios han emigrado en los últimos 15 años. 

 Honduras sacrifica su futuro

Para el experto del Consejo Hondureño de la Empresa Privada, Honduras sacrifica su futuro en dos vías, en primera instancia cuenta en la actualidad con más de 950 mil jóvenes que ni estudian, ni trabajan, denominados “ninis”.

“Honduras sacrifica la producción de hoy, pero también la del futuro porque no se puede aspirar que con el paso del tiempo se inserten en el mercado laboral de forma exitosa”, dijo.

Honduras es uno de los pocos países en el mundo en el que la fuerza de trabajo, antes llamada población económicamente activa, está disminuyendo, no están aquí, están emigrando.

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 Ya no solo se está yendo la gente de baja formación, se están yendo la gente de alta formación, agregó, confirmando la creciente fuga de talentos.

Entonces hoy tenemos muchos jóvenes que terminan su carrera de médicos y se están yendo a otros países a estudiar sus especialidades, pero no regresan. “En Honduras las mujeres están estudiando enfermería para ir a cuidar adultos en Estados Unidos o España”.

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“Eso es terrible porque estamos capacitando a la gente que nos cuesta mucho como país y ellos se van”, reprochó.

Salarios indignos

De su parte, la coordinadora de la defensoría de movilidad humana del Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh), Elsy Liliana Reyes, dijo a Proceso Digital, que existe una generación de profesiones que tiene mucha dificultad para encontrar trabajo y cuando lo encuentra reciben salarios que no corresponden a su formación.

Estos jóvenes profesionales terminan optando por emigrar y el país pierde recursos valiosos, lamentó la defensora de derechos humanos.

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“Actualmente el país está perdiendo recursos valiosos, personal humano con formación académica que está tomando la decisión de emigrar”, lamentó.

Sin embargo, elementos como la falta de acceso a la salud, educación y trabajo son también motivantes para que esta generación de profesionales termine emigrando, explicó.

Este recurso humano puede aportar mucho para el desarrollo del país, pero ahora lo están haciendo para otros países, zanjó.

Fuga de profesiones merma el crecimiento económico

La fuga de profesionales merma el crecimiento económico del país, señaló a Proceso Digital Karen Valladares, coordinadora de la Organización No Gubernamental Cristosal capítulo Honduras.

Sin embargo, para esta organización existe una preocupación mayor y es la exposición a la que se enfrentan los migrantes profesionales en la ruta migratoria.

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Lo anterior no genera acciones productivas para Honduras, hace falta una política de inclusión social basada en el respeto de los derechos humanos, apuntó.

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Entre tanto, existan las mismas condiciones se continuará observando la fuga de profesionales, alertó.

Al final esta realidad genera un retroceso en materia de desarrollo para el país porque no hay claridad en políticas de desarrollo, remarcó.

Pocas oportunidades y las que hay son indignas

De su parte, la catedrática universitaria e investigadora del tema migratorio, Sally Valladares, dijo a Proceso Digital que en el país centroamericano existen pocas oportunidades y las que existen son indignas.

Apuntó que lo anterior sumado a la desesperanza cuando se piensa en el futuro del país, provoca que hoy se tenga una generación de profesionales que no ven más alternativa que emigrar.

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Ejemplificó que ya se cuenta con casos de personas que, a pesar de contar con empleos, este no les permite cubrir las necesidades básicas, lo que hace que terminen saliendo del país.

Tenemos personas que han terminado la secundaria e incluso la universidad, pero salieron del país a pesar de tener empleo, entonces se concluye que esas oportunidades eran indignas, reflexionó.

Inicia como una migración temporal, pero al final se torna una decisión permanente, lo que no contribuye al desarrollo del país que solo ve salir a sus jóvenes, zanjó.

Migración, una válvula de escape de jóvenes

De su lado, el coordinador del Observatorio de Migraciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), César Castillo, dijo a Proceso Digital, que seis de cada 10 estudiantes de secundaria piensan en emigrar.

De acuerdo con un estudio realizado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de Honduras (Flacso), un 63 por ciento de estudiantes de último año de secundaria ven la migración como única alternativa.

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“Lamentable” el número tiene que ver con las actuales condiciones socioeconómicas del país centroamericano.

Cabe señalar que, los estudiantes de último año de secundaria no son los únicos que piensan emigrar ya que otro estudio señala que estos pensamientos ya se apoderan de los escolares desde cuarto grado.

Lo anterior sugiere que Honduras está formando a una generación de migrantes.