Tegucigalpa Especial Proceso Digital) – La presión migratoria que viven países como Honduras y Guatemala por el cruce irregular de migrantes, aparte de la peregrinación propia de connacionales y la zozobra ante la nueva política de los Estados Unidos a la sazón de la cercana asunción al poder de Donald Trump quien en su discurso ya adelanta una política dura, obliga a ver este fenómeno con un enfoque de derechos humanos, dadas las múltiples violaciones humanitarias a que se enfrentan que van desde abusos, robos, violaciones, desapariciones, entre otras.

Hace escasas horas, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el regreso de Tom Homan, de línea dura, al frente del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE).

Esa elección reafirma lo dicho por el presidente electo quien prometió lanzar, apenas inicie su mandato, el mayor operativo de deportación de inmigrantes indocumentados de la historia de Estados Unidos.

En su red social Truth Social, Trump comunicó que le “complace anunciar que el exdirector de ICE e incondicional en el control fronterizo, Tom Homan, se unirá a la Administración Trump a cargo de las Fronteras de nuestra Nación” al tiempo que detalló que Homan estará a cargo de todas las “deportaciones de extranjeros ilegales”.

Como ha sido consistente desde su primer mandato y en la campaña por la actual presidencia, Donald Trump agitó un discurso intimidante y llegó a decir que los indocumentados comen mascotas o que “envenenan la sangre del país”.

Asimismo, prometió también poner fin a programas de acogida a migrantes implementados en años recientes por Washington y revivir la política de separación de familias en la frontera.

En la convención republicana de mediados de año, el propio Tom Homan sentenció, – “tengo un mensaje para los millones de inmigrantes ilegales que Joe Biden permitió entrar a nuestro país: comiencen a hacer sus maletas ya”, declaró, adelantó.

De 2017 a 2021 Homan dirigió ICE

Vale recordar que, en el primer gobierno de Trump, fueron separados de sus padres al menos cerca de 4.000 niños migrantes, puestos en detención.

Ante este panorama el desafío es grande y la incertidumbre atrapa a los migrantes y muchos que ya van en camino han apurado su paso para ingresar a la Unión Americana antes de que el nuevo gobierno ascienda al poder.

En Honduras el gobierno no ha dado a conocer ninguna política que pueda hacer frente a la potencial amenaza ni se conoce de acciones de apoyo para los miles de inmigrantes que podrían requerir asistencia de reinserción o asideros legales para hacer frente a sus condiciones migratorias.

El canciller de Honduras y candidato a vicepresidente del país por el oficialista partido Libre, Eduardo Reina, dijo esta mañana al referirse a las potenciales políticas migratorias de Trump que el gobierno de Xiomara Castro “tiende una mano amiga” al nuevo gobierno a la espera de lo que ocurra.

En la misma línea, el director hondureño de Migración, Wilson Paz, apuntó que el gobierno hondureño trabajará con la administración de los EE. UU. “en sintonía”, sin tampoco detallar un plan concreto de propuestas o acciones.

La selva del Darién

Pero como si esto fuera poco, la selva del Darién, en Panamá, se ha convertido en un epicentro de esas desgracias, revelan datos en poder de las Naciones Unidas.

El flujo migratorio que procede de diversas nacionalidades está impactando fuertemente en estos dos países del llamado Triángulo Norte de Centroamérica, pero también a otros países latinoamericanos y a Panamá, último que se ha convertido en un territorio de tránsito en donde se encuentran las historias humanas más dramáticas contadas por sus protagonistas al pasar por la densa selva de El Darién, en la frontera que comparten con Colombia.

La selva de El Darién es una región selvática y pantanosa, se le conoce como “Tapón” porque interrumpe la que es considerada como la carretera más larga del mundo: la Ruta Panamericana. Atravesar supone caminar un poco más de 100 kilómetros entre el noreste de Colombia y el suroeste de Panamá. Es el camino de miles de migrantes.

En su tránsito, los migrantes enfrentan múltiples riesgos que van desde suelos pantanosos, consumo de agua contaminada, picaduras de mosquitos que transmiten la malaria y el dengue, picaduras de hormigas peligrosas como la conga, un insecto gigante cuyo veneno inflama las extremidades, produce fiebre, diarrea y afecta el sistema nervioso.

A esos riesgos propios de una selva inhóspita donde cohabitan muchas especies de animales, densa vegetación y un calor infernal, se suman otros que enfrentan los migrantes en situación irregular que se adentran en El Darién: el de las mafias que operan en la zona del narcotráfico, grupos paramilitares, guerrilleros, trata de personas y otros que se encargan de robarles sus pertenencias, su comida o atacarlos, entre otro tipo de vejámenes donde la muerte es una constante permanente.

Cruzar El Darién es una travesía para los migrantes en tránsito que huyen de sus países por diversos motivos, iniciando así un éxodo que a lo largo del trayecto estará caracterizado por estigmas, discriminación y fuertes violaciones a los derechos humanos.

A mayo de 2024, la regional del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), con sede en Panamá, reportaba cerca de 30,747 extranjeros que transitaban de forma irregular por la frontera entre Colombia y Panamá, todos ellos a través de la selva del Darién.

Los migrantes, libres e iguales en dignidad

Los registros en poder del OACNUDH indican que uno de los vejámenes que más se registra es la violencia sexual donde 1 de cada 5 mujeres ha sido abusada y más del 50 por ciento de los migrantes entrevistados, revelaron que conocían casos de violencia sexual a otras personas. Denunciaron también peticiones de favores sexuales a las mujeres a cambio de darles protección y seguridad.

Las acciones a las que más se exponen al cruzar la selva del Darién son el robo en un 70 %, ataque físico en un 30 %, la extorsión en un 19 %, la violencia sexual 13 % y ser testigo de muerte violenta en un 12%. Y casi el 70 % de los entrevistados observaron cuerpos sin vida en la selva del Darién, sostiene el OACNUDH.

Byron Cárdenas, oficial de derechos humanos del OACNUDH con sede en Panamá, dijo a una treintena de periodistas del triángulo norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras), que el tema migratorio más allá de una cobertura sobre los riesgos de su travesía debe ser abordado con un enfoque de derechos humanos donde deben eliminarse del lenguaje periodísticos frases peyorativas, discriminatorias o calificativos que les estigmatizan.

Cárdenas defendió el hecho de que migrar es un derecho humano, que nos es ilegal y que no se les debe estigmatizar como “ilegales”. La Declaración Universal de los Derechos Humanos tipifica en su artículo 1 que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y que los Estados como los titulares de Deberes de los derechos, tienen la responsabilidad de garantizar sus derechos a sus titulares, en este caso las personas.

En el marco de los Ciclos de Actualización a Periodistas (CAP), Cárdenas, dijo a los periodistas que existen al menos 8 instrumentos internacionales entre convenciones y pactos que protegen los derechos humanos de los migrantes y de las personas en general, que es preciso abordar ese fenómeno con un enfoque humanitario para poder visualizar y posicionar el problema desde un enfoque integral. La conferencia se dio en el marco de la nueva temporada de los Ciclos CAP sobre Democracia y Autoritarismo en Centroamérica.

También otras normas como el derecho internacional sobre los refugiados, el derecho internacional humanitario, el derecho laboral internacional, el derecho penal internacional, los principios rectores del Desplazamiento Interno, entre otros.

Violaciones y tendencias migratorias

Destacó que entre los factores adversos y estructurales de la migración y el desplazamiento forzado se encuentran las violaciones a los derechos humanos en los países de origen que van desde derechos económicos, sociales, culturales; derechos civiles y políticos, medio ambiente y cambio climático, inseguridad y violencia.

Al presentar las tendencias migratorias de octubre 2019 a diciembre de 2023, los datos son los siguientes: Ecuador, 576, 382, Perú, 286,228; Colombia 664,468, Cuba 858, 688, Venezuela 1,139,448; Guatemala 1,706,558, Honduras 1,581,002; Nicaragua 658,610, El Salvador 559,986.

La migración sigue siendo alta y de acuerdo con el OACNUDH en ese tránsito las violaciones a los derechos humanos encontradas en su tránsito irregular por los países que cruzan van desde violencia sexual, desapariciones, ejecuciones extrajudiciales, muertes, robos, secuestros, extorsiones, discriminación y xenofobia, políticas migratorias discriminatorias, privación de la libertad.

En Honduras el fenómeno migratorio se ha convertido en una olla de presión social para lo que el país no estaba preparado. Solo en el 2023 cruzaron por el territorio más de 545 mil migrantes de diversas nacionalidades, en su mayoría venezolanos, mientras en los meses de enero a mayo de 2024, las autoridades más de 216 mil personas, una cifra que al finalizar el año podría ser altamente significativa. Se estima que un promedio de 1,400 migrantes ingresa a diario por las fronteras hondureñas, quienes van rumbo a Guatemala, México hasta llegar a cumplir su meta que es el ingreso a los Estados Unidos.

Esa migración irregular ha obligado al gobierno y a la cooperación internacional a ejecutar acciones humanitarias de emergencia, otorgar amnistías migratorias, construir centros de atención y dar, en lo posible, atenciones básicas, última que ha descansado mayormente en las iglesias, organismos de cooperación internacional y sectores de sociedad civil.

Las denuncias de violaciones humanitarias a los derechos de los migrantes también se han registrado en el país que van desde cobros ilegales, abusos, maltratos e incluso muertes, pero la mayoría de estos hechos quedan impunes al archivarse los casos.

En su intervención en los Ciclos CAP, el oficial de derechos humanos de la OACNUDH hizo hincapié que el tema migratorio debe abordarse bajo una perspectiva más integral, entre ellas el derecho a la protección, la prevención de la xenofobia y la discriminación de que son objeto. Los Ciclos CAP es una iniciativa para periodistas del triángulo norte que busca fortalecer sus capacidades y conocimientos relacionados con la democracia, la justicia, la libertad de expresión y los derechos humanos. (PD)