El Cairo – Decenas de miles de muertos, millones de desplazados, devastadoras crisis humanitarias y espirales de inestabilidad de difícil solución es el saldo que en este 2024 han dejado el puñado de conflictos bélicos «olvidados» en Sudán, el Yemen, Birmania, RDC, Etiopía y Cachemira ,que persisten como amenazas que podrían desbordarse en cualquier momento, tal y como ha pasado en Siria.

SUDÁN

Uno de los conflictos más violentos del mundo es el de Sudán. Tras el golpe de Estado de 2021, que acabó con el proceso de democratización del país tras el derrocamiento en 2019 del expresidente Omar al Bashir, la situación fue deteriorándose hasta que el 15 de abril del año pasado comenzó la guerra entre el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).

En ese momento, el número de desplazados saltó de 2,7 millones a 8,78 millones y, desde esa fecha, cerca de 19.000 personas han muerto y más de 30.000 han resultado heridas, según el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que afirma que 25 millones de personas (la mitad de la población del país) afrontan una situación de hambre.

Este año se han producido al menos dos fuertes ofensivas en Darfur (oeste) y en varias provincias centrales del país, además de incesantes combates alrededor de Jartum, pero los ataques a la población son constantes y no hay semana en la que no se reporten decenas de muertos y atrocidades cometidas ambos bandos.

Las negociaciones para una salida pacífica parecen estancadas, mientras los actores sobre el terreno hablan tan solo de una victoria total como única salida posible.

EL YEMEN

La guerra civil que explotó en el Yemen en 2014 también prosigue, si bien lleva años estancado. El diálogo entre los rebeldes hutíes y el gobierno del país reconocido internacionalmente estaba progresando con el auspicio de sus principales valedores, Irán (por el lado de los rebeldes) y Arabia Saudí (por el lado gubernamental), pero entonces estalló la crisis de Gaza y las negociaciones se suspendieron.

Desde entonces, los hutíes, parte del denominado Eje de la Resistencia -que incluye grupos aliados de Irán-, han atacado con misiles territorio israelí y a la navegación en el mar Rojo, a lo que Israel, Estados Unidos y el Reino Unido han respondido con bombardeos sobre territorio hutí, incrementando la tensión en el país.

BIRMANIA (MYANMAR)

El conflicto armado en Birmania (Myanmar), en el que las fuerzas de la junta militar se enfrentan a varios grupos étnicos y milicias prodemocráticas, ha causado una profunda crisis humanitaria con más de 6.000 civiles muertos a manos del Ejército y más de 21.000 detenidos de manera arbitraria desde el golpe de Estado de 2021, según datos de la ONU.

Las tropas del general Min Aung Hlaing derrocaron al Gobierno de la nobel de la paz Aung San Suu Kyi, que se encuentra detenida desde el golpe, y acabaron con diez años de transición democrática en el país.

El pasado 2 de diciembre, expertos de derechos humanos independientes de la ONU pidieron una intervención internacional urgente en Birmania ante la crisis mediante más apoyo a las organizaciones civiles en el país, donde hay más de 3,3 millones de desplazados y 18,6 millones en necesidad de ayuda humanitaria por el conflicto.

REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (RDC)

Zona rica en recursos naturales como el oro, el coltán y otros minerales utilizados por la industria tecnológica, el conflicto asola la RDC desde 1998, donde algo más de un centenar de milicias rebeldes y el Ejército se disputan el poder, a pesar de la presencia de la misión de paz de la ONU en el país (Monusco).

La situación se ha agravado con la reactivación en 2022 del Movimiento 23 de Marzo (M23) y, desde entonces, ese grupo rebelde ha avanzado por varios frentes hasta situarse cerca de Goma, en el noreste, que ya ocupó durante diez días en 2012.

Casi dos millones de personas se han visto desplazadas por la violencia, según los últimos datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Aparte de una crisis humanitaria, los combates han desencadenado graves tensiones entre la RDC y Ruanda por la presunta colaboración de Kigali con el M23, extremo que las autoridades ruandesas siempre han negado, pese a haber sido confirmado por la ONU y al apoyo público a la milicia por parte del presidente ruandés, Paul Kagame.

ETIOPÍA

También tiene escasa repercusión mediática el conflicto en la región etíope de Amhara, que estuvo en estado de emergencia hasta el pasado junio desde que a finales de julio de 2023 estallara la violencia por el enfrentamiento entre la milicia Fano y el Gobierno federal, que sigue ocasionando incidentes.

Aunque los conflictos nacionalistas han marcado la historia de Etiopía, la tensión entre esta milicia y el Ejecutivo aumentó desde abril de 2023, cuando Adís Abeba decidió disolver las fuerzas paramilitares especiales de las regiones del país e integrarlas en el Ejército o la Policía, una medida que también afectó a Fano.

Este grupo colaboró con las tropas federales de Etiopía en la guerra que libraron durante dos años con la región norteña de Tigré -con la que la vecina Amhara tiene una disputa territorial histórica-, hasta la firma de un acuerdo de paz en noviembre de 2022.

CACHEMIRA

El de Cachemira, un conflicto en la que tradicionalmente se ha considerado la zona más militarizada del mundo, con más de medio millón de tropas desplegadas por dos potencias nucleares: India y Pakistán, esotro de los grandes conflictos olvidados.

Iniciado con la partición India en 1947, Cachemira sigue contando con una misión de paz de la ONU y, durante décadas, le ha costado la vida a decenas de miles de civiles.

En 2024 se han registrado 122 muertes relacionadas con la violencia insurgente en la Cachemira india. Las víctimas incluyen 64 militantes insurgentes, 31 civiles y 26 miembros de las fuerzas de seguridad, según fuentes indias.

El alto el fuego en la Línea de Control, que sirve de frontera entre la parte pakistaní y la india, se ha respetado este año, con una sola violación significativa, ocurrida en septiembre.