Madrid – Los turrones tradicionales ceden terreno a la creatividad esta Navidad en España, con propuestas innovadoras que combinan sabores inusuales como torreznos, nachos mexicanos o cerveza que desafían el paladar y transforman uno de los dulces más emblemáticos en una experiencia culinaria de primer nivel.

El turrón, el dulce más popular de la Navidad en España, tiene sus raíces en la tradición árabe. Elaborado principalmente con almendra, miel y azúcar, sus sabores han ido incorporando chocolate, yema tostada, frutas, licores y otros ingredientes que desafían a la imaginación, por precios que pueden alcanzar hasta los 60 euros por tableta.

Un fenómeno en las redes

Al desafío de los nuevos sabores y su difusión en redes sociales se ha sumado la pastelería Pepina Pastel (Valencia, este de España), con sabores como su turrón de nachos mexicanos.

Además, envía sus productos a ‘influencers’ para cautivar a un público más joven que «lo lleva a sus familias y reuniones, y cuando un perfil más adulto los prueba también lo quieren comprar», explica a EFE Carmina Chanza, del departamento de marketing.

‘Turreznos’, que combina el turrón de chocolate con Torreznos de Soria –tira de tocino frita tradicional de esta zona del noroeste español–, también triunfa en las redes sociales: «sin haber hecho nada las redes nos han catapultado, no es que hayamos hecho un producto solo para llamar la atención sino que encima ha encantado al paladar», cuenta el gerente de Dulces ‘El Beato’, Carlos París, a EFE.

El turrón atrapa a los chefs

El gerente de Botiga Virginias resalta que su línea ‘Sublime’ «es el resultado de un trabajo minucioso que consigue fusionar la experiencia de los maestros turroneros con nuestras raíces y tradiciones» y realizan colaboraciones con chefs de renombre para innovar, como en su turrón sublime trufado de vermú y patatas chip.

La firma Torrons Vicens también tiene su propia línea de turrones de alta gastronomía: ‘Sinergia’, de la mano de cuatro grandes chefs para «llevar la alta cocina a un postre en formato turrón» con productos españoles.

El resultado, dice la empresa, es la creación de variedades rompedoras que evocan la pureza estética y la esencia culinaria más pura de cada uno de los creadores.

Laureni Coronado, empleada de un establecimiento de Torrons Vicens en una de las zonas más turísticas del centro de Madrid, dice a EFE que los clientes «han estado preguntando por ellos todo el año», sobre todo los españoles, porque «aparte de que le gustan los turrones clásicos siempre intenta llevar alguna innovación de estas».

«Ha dado mucho de que hablar el turrón de plancton de Ángel León, el chef del mar», apunta.

En un esfuerzo para desestacionalizarlo, los productores apuestan por las fusiones para introducir a los más jóvenes en «el mundo del turrón» y que «se venda no solo en las épocas de Navidad», dice a EFE el gerente de Botiga Virginias, Angel Jubete.

Por esto, en grandes ciudades como Madrid y Barcelona proliferan las tiendas especializadas que ofrecen turrones en cualquier temporada del año, lo que permite que el turrón se posicione como un símbolo de la repostería española con proyección internacional.

La Asociación de Empresarios Artesanos de Pastelería y Panadería de Madrid (Asempas), que prevé producir 1.500.000 kilogramos de dulces navideños, ha añadido que, en esta región, los turrones son los dulces más demandados en las pastelerías.

Las ventas anuales del turrón con denominación de origen alcanzan los 280 millones de euros, aunque sumando las nuevas variedades pueden superar los 400 millones, según estimaciones del sector.