Tegucigalpa- El columnista de Proceso Digital, Ricardo Estrada a través de su articulo divulgado hoy por el diario , muestra una entrevista en la que relató su platica con don José, y dio a conocer el perfil del migrante centroamericano en los Estados Unidos.

Quedamos en vernos el sábado a las seis de la tarde. Llegué al café faltando 5 minutos para la hora acordada. Don José ya estaba esperándome.

–Es usted muy puntual —le dije, mientras estrechaba su mano.

–Mire —me respondió, adoptando un tono de voz que oscilaba entre un recuerdo y un consejo—, hace muchos años yo no era así, pero en este país tuve que aprender a ser muy puntual ya que el tiempo vale más que el oro y en un parpadeo se puede ganar o perder todo.

Su pelo entrecano, el rostro adusto cruzado por arrugas que asemejaban surcos en un campo barrido por el sol y unos ojos poco expresivos, como si estuvieran anclados en el remoto pasado, reflejaban los años de trabajo duro que don José había tenido que enfrentar desde que llegó a los Estados Unidos a finales de los noventa. Sin duda eran cicatrices de guerra, una guerra que había logrado sortear y sobrevivir…hasta el momento.

—Justo comenzaba a estudiar leyes en Honduras cuando me quedé sin trabajo —comenzó a relatar don José—. Los dueños de la imprenta donde trabajaba compraron varias máquinas que me sustituyeron a mí y a otros compañeros.

Don José hizo una pausa y le dio un pequeño sorbo a su taza de café. Continuó.

—Esas malditas maquinas hacían el trabajo más rápido y nos dejaron por fuera, pero supongo que así es el tal progreso —don José bajó la mirada y quedó en silencio por algunos segundos—. Fueron meses y meses de buscar trabajo. Los estudios ya no eran una opción sin un ingreso digno que ayudara a mi madre así que decidí emigrar. Tengo 55 años, vine en 1998 cuando tenía 28 a buscar mejores condiciones de vida en este país y aquí sigo, primero estuve algunos años en Florida y, finalmente, me establecí en Maryland buscando mejores condiciones de trabajo. Aquí he hecho de todo, desde ayudante de construcción, pasear perros, jardinería, limpieza de casas, mudanzas, conductor de camiones etc. ¡He llegado a hacer hasta tres trabajos al mismo tiempo! Pero creo que todo valió la pena. Pude ayudar económicamente a mi madre que en paz descanse, comprar una pequeña casa, y también conocí a Dorita, una salvadoreña con la que he construido un bonito hogar y con quien tengo tres hijos —mencionó mientras sus ojos adquirían de a poco un brillo de optimismo—.

Ahora mismo cuento con el TPS y tengo un trabajo menos duro como conductor de camiones, pronto voy a iniciar mi trámite de residencia por medio de uno de mis hijos que nació en este gran país que nos ha dado todo lo que tenemos. Mi camino no ha sido fácil, han sido días, meses y años de fuerte trabajo, de muchos desvelos y uno que otro accidente, pero aquí estoy todavía en una sola pieza a pesar de varias cicatrices y una lesión de columna por levantar mucho peso sin el cuidado adecuado, a pesar de eso puedo decirle que siempre he descansado los domingos para recuperar fuerzas, para disfrutar de mi familia, para ver algo de soccer e ir de vez en cuando a la Iglesia. La mayoría de los compañeros y amigos trabajan durante ese día, pero yo no……yo no, prefiero romperme el alma de lunes a sábado para poder descansar los domingos —enfatizó con clara actitud de orgullo.

Y es que al igual que Don José, son muchos los migrantes de origen centroamericano que han migrado a los Estados Unidos por necesidad, dedicándose en su gran mayoría a desarrollar trabajos duros y necesarios en la configuración de la robusta dinámica economía de la que goza este país. Veamos a continuación cuales son las principales características del migrante centroamericano en los Estados Unidos:

Diáspora. Según apunta Migration Policy Institute (MPI) en el estudio Inmigrantes Centroamericanos en los Estados Unidos publicado a mediados de 2023, la diáspora de la región  está compuesta por cerca de 7,2 millones de residentes en Estados Unidos que nacieron en América Central o reportaron tener ascendencia centroamericana, según la tabulación del MPI sobre los datos de la encuesta del año 2021 de la Oficina del Censo de los Estados Unidos. De dicho segmento, diáspora salvadoreña es la más grande de la región, con casi 2,9 millones de miembros en Estados Unidos, seguida por más de 2 millones de guatemaltecos y 1,3 millones de personas con ascendencia u origen hondureño.

Promedio de edad. Según el mismo estudio, para el año 2021 el 81% de los inmigrantes centroamericanos estaban en edad de trabajar (entre los 18 y 64 años), lo que representaba un porcentaje mayor que el de todos los inmigrantes que se encuentran en Estados Unidos (de los cuales el 77% se encuentra en edad de trabajar), o de los mismos estadounidenses (59% de ellos en edad de trabajar). Las edades promedio más bajas de los inmigrantes centroamericanos eran las de los hondureños y guatemaltecos con 36 y 37 años respectivamente, mientras que la media de edad más alta correspondía a los inmigrantes panameños, con 56 años.

Nivel de educación. MPI apunta a que aproximadamente el 46% de los centroamericanos de 25 años o más no contaban con un certificado de educación secundaria, en comparación con el 26% de los adultos nacidos en el extranjero y el 7% de los adultos nacidos en Estados Unidos.  Solo el 12 % de los inmigrantes de América Central tenía una licenciatura o un título superior, muy por debajo de la población total de inmigrantes con un 34%, y los nacidos en Estados Unidos con un 35%. Según el estudio, los costarricenses y panameños son los más educados entre los inmigrantes de la región, con un 33% y 30% con títulos universitarios respectivamente.

Empleo-ocupación. Con un 71%, los inmigrantes centroamericanos tenían una de las tasas más altas de participación en la fuerza laboral comparado el 66%con del resto de la población inmigrante nacida en el extranjero, y del 62% de la población nacida en Estados Unidos. Entre los centroamericanos, los guatemaltecos (73%), salvadoreños (72%) y hondureños (71%) tenían las tasas más elevadas de participación en la fuerza laboral.

La mayoría de los inmigrantes centroamericanos se encontraban en ocupaciones de servicios en un 29%; en recursos naturales, construcción y mantenimiento en un 25%; en producción, transporte y movimiento de materiales en un 19%. En contraste, la actividad ocupacional más común para todos los trabajadores inmigrantes en Estados Unidos era la de gestión, negocios, ciencia y arte con un 37%, seguida por ocupaciones en el área de servicios con un 21%.

Ingresos. El estudio de MPI apunta además, que la media de ingresos familiares anuales para los centroamericanos en 2021 fue de $55.000, que representa un ingreso menor que el de los inmigrantes y los nacidos en Estados Unidos ($70.000 para cada grupo). Los hogares encabezados por un inmigrante de Nicaragua ($66.000) y Costa Rica ($65.000) tenían los ingresos medios más altos de todos los inmigrantes centroamericanos, seguidos por panameños ($61.000), salvadoreños ($60.000), guatemaltecos ($52.000) y hondureños ($49.000).

En 2021, el 20% de los migrantes centroamericanos vivían en la pobreza, comparado con el 14% de todos los inmigrantes y el 13% de los nacidos en Estados Unidos. Las tasas de pobreza eran más altas entre los hondureños (27%) y los guatemaltecos (22%).

Estatus migratorio. Para el mismo año, aproximadamente el 34% por ciento de los centroamericanos eran ciudadanos naturalizados de Estados Unidos, en comparación con el 53% de todos los inmigrantes. Los panameños (74%), nicaragüenses (58%) y costarricenses (51%) eran más propensos a ser ciudadanos naturalizados, mientras que los hondureños (23%), guatemaltecos (28%) y salvadoreños (36%) eran menos propensos a obtener dicho estatus.

Una posible explicación que establece el MPI para las tasas relativamente bajas de naturalización de los inmigrantes centroamericanos se fundamenta en que estos suelen contar con algunos años menos de residencia en Estados Unidos que la población inmigrante en general. El 41 por ciento de los centroamericanos ingresaron a Estados Unidos antes de 2000, en comparación con el 48 por ciento de todos los inmigrantes. El 26 por ciento de los centroamericanos ingresaron entre 2000 y 2009, y el 34 por ciento ingresó a Estados Unidos en 2010 o posteriormente.

TPS. En el mismo estudio, MPI estima que a partir de noviembre de 2022 las protecciones del Estatus de Protección Temporal (TPS) cubrían a aproximadamente 190.900 salvadoreños, 57.600 hondureños y 3.100 nicaragüenses.

DACA. Se estima que a partir de diciembre de 2022, 55.300 niños y adultos jóvenes centroamericanos tenían el estatus de DACA, que representaba el 10% de los 580.300 beneficiados activos a esa fecha. Entre ellos se encontraban 22.600 salvadoreños, 15.400 guatemaltecos y 14.100 hondureños.

Cobertura médica. El estudio también establece que los inmigrantes centroamericanos tienen menos probabilidades de contar con seguro médico, con un 41% de ellos sin cobertura, comparado con el 19% de todos los inmigrantes y el 7% de los nacidos en Estados Unidos. Las poblaciones con menor acceso a seguro médico son los hondureños con un 55% y los guatemaltecos con un 49%.

En otro interesante estudio del mismo año (2023), el Pew Research Center  también abordó las características de la población centroamericana en los Estados Unidos, pero contrastándolas con la generalidad de la población estadounidense de origen hispano. De este estudio en particular, destacamos los temas de fertilidad, propiedad de vivienda, y los principales lugares de residencia.  

Fertilidad. El centro Pew establece que el 6% de las mujeres estadounidenses de origen hispano de entre 15 y 44 años dieron a luz en los 12 meses anteriores a la encuesta estadounidense de hogares realizada en julio de 2021. La tasa de fertilidad más alta para el grupo poblacional centroamericano correspondió a las mujeres guatemaltecas con el 9%, para las hondureñas fue del 7%, para las salvadoreñas y nicaragüenses el 6%, mientras que para las costarricenses correspondió la tasa más baja del 5%.

Propiedad de vivienda. El mismo estudio estableció que la tasa general de propiedad de vivienda entre los hogares hispanos de EE. UU. fue del 51%, mientras que en los hogares hondureños esta tasa alcanzo el 31%, en los hogares nicaragüenses fue del 46%, en los hogares guatemaltecos el 34%, y  46% para los salvadoreños, mientras que la tasa de propiedad más alta del estudio correspondió a los hogares costarricenses con un 53%.

Principales Estados de residencia. El estudio determinó que la mayoría de la población hondureña en los Estados Unidos se encuentra concentrada en Texas en un 20%, la población nicaragüense en Florida en un 37%, la guatemalteca en California en un 27%, la salvadoreña en California en un 32%, mientras que la población costarricense se encuentra mayoritariamente establecida en la Florida en un 16%.

—¡Bueno! —exclamó don José después del último sorbo de su segunda taza de café—. Disfruté mucho conversar con usted. Espero se repita —y me ofreció su mano en señal de despedida.

Nos pusimos de pie y encaminamos hacia la salida.

—Ha sido una semana dura, pero felizmente descanso mañana… recuerde que yo descanso los domingos —murmuró sonriendo don José mientras cruzaba la puerta al mismo tiempo que una brisa helada se colaba inesperadamente al interior del local.

«Es el murmullo que anuncia la llegada del invierno —pensé—ya comienza a desplazar al otoño sin compasión».