París – Tres días después del incendio que devastó parte de la catedral de Notre Dame de París, la conmoción provocada por el accidente, que ha dado la vuelta al mundo, dejó paso este jueves a los homenajes, con los bomberos en el centro de los mismos, héroes por haber salvado lo esencial del templo.
Recibidos en el Elíseo por el presidente, Emmanuel Macron, muchos del medio millar de los que participaron en la extinción de las llamas fueron aplaudidos posteriormente en el Ayuntamiento, a dos pasos de Notre Dame.
Los bomberos fueron aclamados, responsables de haber evitado que las llamas -cuyo origen, según la investigación, fue accidental-, redujeran a cenizas el monumento gótico, que se mantiene en pie, desprovisto de cubierta, pero reconocible desde el exterior.
Tres puntos siguen llamando la atención de los expertos, aunque la estructura principal está a salvo, según el ministro de Cultura, Franck Riester.
El principal foco de preocupación sigue siendo el frontispicio norte del transepto, aunque su situación ha mejorado, señaló el ministro, que sin embargo precisó que se mantienen evacuadas las viviendas adyacentes por si cayera.
Buena parte va a ser desmontada, para evitar dejarlo a merced de las intemperies climáticas.
Riester agregó que, además, se va a retirar una estatua de un ángel que está inestable y también algún elemento del campanario sur, que amenaza con caer sobre los órganos de la catedral y dañarlos.
Las obras se centrarán también en eliminar escombros de la bóveda, para evitar que el peso pueda debilitarla.
«Gracias al trabajo excepcional de los bomberos se evitó lo peor», dijo el ministro, minutos antes de que muchos de ellos desfilaran por el palacio del Elíseo, donde el presidente les aseguró que habían sido «ejemplares».
Macron insistió en que los bomberos adoptaron «las decisiones adecuadas», al centrar su intervención en evitar que las llamas alcanzaran las torres, lo que podría haber sido fatal para Notre Dame.
El presidente afirmó que invitará al papa Francisco a París y anunció que condecorará a los bomberos, algo que también hará la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que les homenajeó por la tarde en la plaza del Ayuntamiento.
En un emocionado discurso, la regidora aseguró a los soldados del fuego: «Habéis salvado una parte de nosotros».
Ante cientos de personas, se leyeron fragmentos de la obra de Victor Hugo ambientada en el templo y sonaron pasajes de Bach, antes de que el deán de Notre Dame, Patrick Chauvet, tomara la palabra para asegurar que la repercusión planetaria que ha tenido el incendio le ha hecho darse cuenta de que es «la catedral del mundo».
El ministro del Interior, Christophe Castaner, por su parte, aseguró que la catástrofe de Notre Dame ha hecho que el pueblo francés «esté ahora unido por la esperanza» en la reconstrucción, que Macron ha fijado en un plazo de cinco años.
«Notre Dame resistió, 850 años de nuestra historia resistieron», clamó el ministro, responsable también de cultos.
Del heroísmo de los bomberos se ha destacado estos días la figura de su capellán, Jean-Marc Fournier, que ya estuvo activo durante la noche de los atentados terroristas del Bataclan el 13 de noviembre de 2015 y que volvió a estarlo el pasado lunes.
Aunque no estaba de servicio, Fournier vio el humo y acudió a la catedral. Su concurso fue clave para salvar buena parte de las obras y de las reliquias que se conservaban en Notre Dame, en cuyo tesoro figura la corona de espinas de Cristo y el manto de san Denis.