Jerusalén – Fieles cristianos de todo el mundo rememoraron hoy, Viernes Santo, el calvario de Cristo y recrearon sus pasos en Jerusalén por la Vía Dolorosa, siguiendo el camino que le llevó a su crucifixión,, con fervor religioso y solemnidad.
Antes del mediodía, en una mañana soleada, miles de personas se congregaron entre las estrechas calles de la Ciudad Vieja, situada en la parte oriental ocupada de la urbe, nerviosos, expectantes y ante un fuerte dispositivo de seguridad de la Policía israelí, para recorrer las catorce estaciones que, según la tradición cristiana, hizo Jesús cuando halló su muerte en la cruz.
Como cada año, la procesión, encabezada por monjes de la Orden franciscana que custodian los lugares sagrados de Tierra Santa desde el siglo XIII, comenzó con solemnidad entre el arco del Ecce Homo y la iglesia de la Flagelación, el lugar en el que Poncio Pilatos condenó a muerte a Jesucristo, según los evangelios.
Los franciscanos, con su custodio al frente, Francesco Patton, lideraron una marcha en la que tres frailes relataron con un micrófono al público los distintos puntos del martirio de Jesús en español, inglés e italiano.
Las plegarias en latín pronunciadas por los religiosos adornaron la procesión, con muchos fieles emocionados que secundaron los rezos y, con la Biblia en mano o bien un prospecto con detalles del periplo de Jesucristo con la cruz, siguieron los pasos de los franciscanos en su camino hacia la Basílica del Santo Sepulcro, el lugar más sagrado para el cristianismo, donde según la tradición Jesús fue crucificado.
Las pequeñas y centenarias callejuelas de la parte más antigua de la Ciudad Santa también se hicieron eco de los salmos en árabe cantados por los palestinos de la comunidad cristiana local, principales anfitriones autóctonos de los miles de peregrinos que pasan estas fechas en Tierra Santa para vivir en primera persona las celebraciones de Pascua.
«Los cristianos somos una minoría en este país, pero durante estos días, con la llegada de peregrinos de todas partes, estamos arropados y sentimos que la cristiandad es algo mundial», expresó a Efe Marianna Musleh, una joven de 25 años del barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Para muchos fieles, el viacrucis significa un tránsito espiritual, un acto único entre las distintas festividades de Pascua que viven con pasión.
«Espiritualmente sentí muchas cosas que no puedo expresar, ha sido la experiencia más grande de mi vida», dijo a Efe mientras descansaba en la fachada del Santo Sepulcro la peregrina Socorro Morales, que vino desde México para participar en la procesión.
Para otros, como el arzobispo de la ciudad italiana de Lecce, Domenico d’Ambrosio, que ha visitado Tierra Santa en innumerables ocasiones desde hace 45 años, esta es la vigésimo sexta vez que toma parte en el viacrucis, un evento que refuerza su fe como creyente.
«Venir aquí significa ver de nuevo la propia vida y recordar lo que Jesucristo sufrió e hizo por nosotros», valoró el religioso al considerar que la experiencia «se convierte en una especie de juicio» en que uno mismo se debe juzgar «para seguir el camino de Jesús».
Tras llegar al Santo Sepulcro y recorrer las últimas estaciones del Calvario en una procesión que destacó por su sobriedad, los franciscanos, con sus largas túnicas marrones, se retiraron del templo, pero continuaron pasando durante un largo tiempo los fieles que les seguían.
Al final de la peregrinación, entre el grupo que recreaba con todo lujo de detalles el camino de Cristo ensangrentado, un hombre acompañado de una comitiva ataviada con ropas de la época representó a Jesús con una corona de espinas en su cabeza y la cruz cargada a sus espaldas mientras varios centuriones romanos lo conducían atado y lo latigaban.
En una urbe como Jerusalén, sagrada para las tres religiones monoteístas -cristianismo, judaísmo e islam-, la Pascua se mezcla a menudo con otros eventos religiosos que enriquecen el componente sagrado de sus calles.
Este Viernes Santo coincide con el arranque esta noche de la Pascua judía (Pésaj), cuando los judíos recuerdan su éxodo de Egipto tras liberarse de su esclavitud, y la procesión de esta mañana se inició un poco antes de la hora en que los musulmanes son convocados al rezo principal de la semana en la Explanada de las Mezquitas.
La coincidencia de estas celebraciones hizo que la Policía israelí reforzara las medidas de seguridad en la Ciudad Vieja, que también es uno de los principales puntos de tensión y epicentro del conflicto palestino-israelí y, según indicó un portavoz policial, los agentes detuvieron a diez personas «con intenciones de provocar disturbios» en la zona.