Guadalajara (México) – Unos 180.000 hombres en México enfrentan la «padrectomía», una práctica en el que la madre busca sacar a la expareja de la vida de los hijos en común y que puede traer problemas emocionales y psicológicos tanto en el padre como en los hijos.
La padrectomía va de la mano con la alienación parental, que consiste en hablar mal de uno de los progenitores para que los hijos lo rechacen.
Esta tendencia es común, pese a que la legislación federal y algunos estados de México la prohíben y sancionan, explica en entrevista con Efe la abogada Rosario Castellanos, directora del área familia de la Procuraduría social de Jalisco (oeste de México).
Jaime, un joven de 38 años que prefiere no dar su apellido, contó a Efe que no ve a su hijo hace casi 15 años, cuando se divorció de su expareja Liliana, con quien determinó que podría ver al pequeño Guillermo dos veces por semana, pero luego cuando Jaime iba por el niño la madre lo escondía o le decía que no podía verlo hasta que llevara dinero.
«A veces si llevaba lo que pedía, ropa o zapatos, otras no podía porque no tenía un trabajo fijo, ella sólo me dejaba estar en la puerta un rato. Mi mamá le pedía permiso para tenerlo en su casa sin decirle que iría yo de visita, pero luego se dio cuenta y ya no quiso dejarlo», narra Jaime, quien no podrá festejar este domingo El Día del Padre que se celebra en México.
Su expareja dejó de contestarle las llamadas. Meses después supo que se habían mudado a Tijuana sin avisarle. Tiempo después, cuando pudo hablar con el entonces adolescente, este lo rechazó reclamándole que lo había abandonado.
Según cifras de la Asociación Mexicana de Padres de Familia Separados cada año hay 180.000 nuevos casos de padres de familia a quienes se les niega la convivencia con sus hijos. La mayoría de los afectados son hombres, pues estiman que más de 90 % de los juicios de custodia o resguardo de los hijos son otorgados a las madres.
«No podemos desequilibrar un reclamo de esta índole pensando en que por ser hombre o mujer tiene que ser beneficiado, se tiene que ponderar lo principal, que es el bienestar del menor, pero sí son más demandas de convivencia de hombres contra mujeres», señala Castellanos.
Algunos estados de México han concretado reformas para permitir que un padre de familia pueda convivir con sus hijos, incluso si incumple con la pensión alimenticia, con la intención de «garantizar el derecho que le corresponde» y que no quede «al arbitrio de otras personas», asegura.
De acuerdo a una resolución de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dada a conocer en abril de 2018, «la guarda y custodia de los hijos podrá cambiar cuando uno de los padres sistemáticamente impida que sus hijos convivan con alguno de los progenitores».
Es común que el padre decida no actuar legalmente por razones económicas, pero son cada vez más los que interponen una demanda de convivencia.
Sin embargo se topan con que la madre interpone todo tipo de recursos legales o se esconde en otro estado para no hacer frente a esa responsabilidad.
«La venganza o «el capricho» contra el excónyuge convierte a este proceso en una lucha de poderes, incluso muchas mujeres acusan violencia intrafamiliar, «aunque no la acrediten» para hacer que el juicio se alargue indefinidamente, expone Castellanos.
«La ley determina que la autoridad judicial es la única que puede suspender o restringir una convivencia, ya sea por alguna causa excepcional o por la existencia de violencia intrafamiliar, pero en muchas ocasiones es capricho o peleas entre las parejas y ponen al frente a los hijos para defender una causa que no le corresponde al menor», apunta.
Víctor García tiene cerca de dos meses que no ve a sus hijas de 3 y 2 años. Ni el cumpleaños de la menor hace unos días, ni la celebración del Día del Padre este domingo convencieron a Alejandra, su ex pareja, de permitirle verlas.
Contó a Efe que desde que se separaron hace 18 meses, iba a verlas poco tiempo por su horario de trabajo, luego consiguió un mejor empleo y establecieron un día de visita por cuatro horas, aunque a veces ella se negaba a dejarle a sus hijas.
Los problemas surgieron cuando tuvo menos ingresos y no pudo cumplir con la cuota de alimentos semanal. El padre pudo verlas un par de veces antes de que ella evitara por todos los medios que compartieran tiempo.
Ahora evalúa acudir al juzgado a demandarla, pero sabe que será un proceso largo y seguirá sin ver a sus hijas.
En México, la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes dicta que el menor no debe ser separado de su padre o madre contra su voluntad, incluso si hay carencia de recursos económicos, y debe mantener contacto directo con ambos progenitores en el caso de una separación o divorcio.
La padrectomía y la alienación parental podrían traer consigo cansancio emocional, ansiedad o depresión, tanto en el padre demandante como en los menores, explica la psicóloga Guadalupe Covarrubias, coordinadora de la Clínica de atención psicológica integral de la Universidad de Guadalajara.
«Depende mucho de la edad del menor y la madurez del padre, entre más grande sea el niño busca de manera natural al padre ausente. En el adulto hay un cansancio emocional por la necedad del otro, pero continúa la pelea y se vuelve un círculo vicioso y puede caer en una depresión, en enojo y frustración de no encontrar una respuesta positiva», explica.