Tegucigalpa – “Donde come uno, comen dos”, es la frase que mejor ejemplifica el discurso inicial del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador sobre la migración centroamericana. Era por esos días, la acción que definía el pensar sobre eltema migratorio.
– Los migrantes hondureños fueron los primeros en beneficiarse del discurso migratorio de AMLO pero también losprimeros en ser afectados con el cambio del mismo.
Pero el viraje en su discurso no se hizo esperar provocando que el mandatario aztecapase de héroe a villano de los migrantes.
En ese orden, fueron los migrantes hondureños los primeros beneficiados de su política de “brazos abiertos” pero también los primeros afectados con las acciones emprendidas para contener los flujos migratorios desde Centroamérica, tras el acuerdo que México firmó con los Estados Unidos para evitar aranceles a los productos aztecas.
Básicamente el presidente mexicano pasó de ofrecer visas humanitarias y permisos de trabajos a hondureños en los días iniciales de su mandato a literalmente cazarlos en hoteles y centros de descanso para posteriormente deportarlos. Es así como en la actualidad es México el país que más hondureños deporta.
“Es que no se puede permitir que transiten por nuestro territorio de manera ilegal, o sea, tenemos nosotros que aplicar las leyes, sin violar los derechos humanos y al mismo tiempo pidiendo que se atiendan las causas que originan el fenómeno migratorio”, dijo en una de sus cotidianas conferencias de prensa mañaneras recientes.
Muro militar
Ese viraje en el discurso del mandatario morenista sobre los migrantes, han afectado drásticamente a los hondureños.
En el inició de su administración AMLO empezó a entregar a integrantes de las caravanas centroamericanas, la Tarjeta de Visitante por Razones Humanitarias (TVRH), beneficio que lograron cientos de “catrachos”.
Ese beneficio fue efímero, la tarjeta se dejó de entregar y el mandatario mexicano claudicó ante su homólogo estadounidense y ahora sus políticas de contención de la migración son imprescindibles para poder alegar el fantasma de los gravámenes y aranceles sobre productos mexicanos consumidos en el mercado estadounidense.
Para tal objetivo AMLO ordenó la activación de la Guardia Nacional para custodiar la frontera sur y evita el ingreso de inmigrantes.
Igualmente, el Gobierno de México inició el pasado martes el programa de retorno voluntario para personas migrantes en el norte del país facilitando el regreso de 69centroamericanos, ente ellos 40 hondureños, informó la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
«Este programa tiene como objetivo atender las necesidades de las personas migrantes que, de forma libre y autónoma, buscan regresar a sus países de origen», dijo el organismo en un comunicado.
Delos retornados 40 son de nacionalidad hondureña, 22 guatemaltecos y 7 salvadoreños.
México no soportó presiones externas
De su parte, la analista en el tema migratorio, Sally Valladares, dijo a Proceso Digital, que el cambio de discurso de AMLO obedece a que el país no soportó las presiones externas, principalmente ejercidas por Estados Unidos.
“A mi parecer el gobierno mexicano no pudo soportar las presiones externas e internas”, declaró la también abogada.
Además, el presidente no dimensionó la magnitud de personas que están llegando a México y no pueden cruzar hacia Estados Unidos, agregó.
“Es todo un caldo de cultivo para fracasar en ese discurso del nuevo paradigma de la migración”, opinó.
En cuanto al impacto para los migrantes hondureños puntualizó que les afecta en todo sentido, por un lado el “cierre definitivo de sus fronteras, exposición al crimen organizado por el tráfico, trata, secuestro, reclutamiento forzado”, apostilló.
Si se realizan procesos de devolución sin atender su derecho al asilo pueden correr peligro, sobre todo, en su regreso a un país que vive una crisis política y social severa, que no tiene condiciones para atender sus necesidades, advirtió la experta en temas de migración.
México, sala de espera de EEUU
El acuerdo entre México y EEUU también establece que será en la nación azteca donde todos los inmigrantes solicitantes de asilo, que crucen la frontera común de forma irregular, deberán esperar por la respuesta a su petición.
En ese sentido, México está a las puertas de convertirse en la sala de espera según el analista en temas migratorios, Ricardo Puerta, quien explicó que esta realidad ahora depende del Legislativo mexicano.
“Que México se convierta en una sala de espera es lo que quisiera Donald Trump y es, hasta cierto punto, a lo que AMLO le está diciendo que sí, pero en este momento el Congreso de la República de México dice que eso no va a ser así”, declaró a Proceso Digital el sociólogo.
Explicó que, como poder soberano el Congreso tiene frente así aceptar la categoría de “sala de espera”, algo que a su juicio es denigrante para México.
Aumentan deportaciones
Tras el acuerdo alcanzado entre EEUU y México las deportaciones desde la nación azteca aumentaron, según datos del Instituto Nacional de Migración (Inami).
La cifra de deportaciones en México aumentó un 32,7 por ciento en junio con respecto a mayo, pasando de 16 mil 507 a 21 mil 912 extranjeros devueltos por las autoridades a sus países de origen, según las estadísticas oficiales.
Con respecto al año pasado -cuando todavía estaba en el Gobierno Enrique Peña Nieto (2012-2018), el número de deportaciones en México prácticamente se triplicó en junio, según los datos del instituto.
El Inami indicó que, frente a los 21 mil 912 extranjeros devueltos a sus países de origen en junio, en el mismo mes del año pasado la cifra fue de 7 mil 752personas.
Desde octubre pasado, miles de migrantes -en su mayoría hondureños- cruzan en caravana México con el objetivo llegar a EEUU para iniciar el proceso de solicitud de asilo.
A raíz de ese éxodo, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció a finales de mayo la imposición de aranceles a todos los productos mexicanos como castigo por no frenar la migración.
Pero el 7 de junio se llegó a un acuerdo ‘in extremis’ para evitar los aranceles que se ha traducido en el despliegue de miles de efectivos -más de 20 mil- de las fuerzas mexicanas y la nueva Guardia Nacional en la frontera sur y norte para controlar el fenómeno migratorio.