Phoenix (EEUU) – La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos volvió a operar sus controles de carretera en el estado de Nuevo México, debido a que el flujo de familias migrantes que solicitan asilo político disminuyó, informaron este lunes las autoridades.
Los puestos de control del interior del territorio estadounidense se cerraron a fines de marzo para permitir que los agentes de la patrulla ayudarán a procesar la gran cantidad de migrantes que cruzaban los puertos de entrada.
Los agentes fronterizos de estos puestos fueron enviados a la frontera y centros de detención para procesar y transportar a los inmigrantes que llegaban en grandes grupos.
Según informó este lunes la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), el programa «Permanecer en México» de la administración del presidente Donald Trump ha contribuido en mantener a los solicitantes de asilo en las ciudades fronterizas, mientras esperan sus audiencias en los tribunales de inmigración de Estados Unidos.
«Si bien el sector de El Paso todavía está experimentando un tráfico significativamente mayor en nuestra área, el financiamiento para infraestructura adicional, junto con el apoyo del personal de las agencias gubernamentales en todo el país, ha permitido que un número significativo de agentes regrese a sus tareas principales, entre las que se incluyen los puntos de control de inmigración», declaró la Patrulla Fronteriza en un comunicado de prensa.
Son seis los retenes que reabrieron en Nuevo México.
Los retenes son calificados por la Patrulla Fronteriza como una «segunda línea de defensa» y han sido establecidos en un límite de hasta 100 millas (160 kilómetros) desde la frontera, con el propósito de arrestar a inmigrantes indocumentados o detectar el tráfico de drogas.
Dentro del Sector de El Paso de la Patrulla Fronteriza, que incluye la frontera de Nuevo México y parte de Texas, los agentes llegaron a arrestar aproximadamente 600 inmigrantes al día, pero ahora ese flujo ha disminuido «considerablemente».
En su mayoría son familias provenientes de países centroamericanos como Guatemala, El Salvador y Honduras, quienes cruzan hacia Estados Unidos y solicitan asilo político.