Panamá – El fútbol femenino en Panamá camina a un ritmo lento, con una liga casi inexistente, sin los grandes focos de atención, no hay estructura profesional y no recibe el apoyo como lo tiene el masculino y su selección que asistió este año a su primer Mundial de mayores.
Panamá en las eliminatorias de Concacaf, a pulso se dio a conocer e hizo ruido ante la mirada de grandes potencias del balompié femenino, ratificando así que en el país centroamericano las presentaciones deportivas heroicas son gracias a la espontaneidad.
La selección femenina panameña trabajó y se mantiene caminando en silencio, no hay estrellas, no hay jugadoras con pasajes en ligas importantes, solo hay voluntad de un grupo de mujeres con ganas de tener un espacio en esa atmósfera mundialista que se respira en Panamá, desde octubre del año pasado.
Las chicas, dirigidas por el argentino Víctor Suárez, aún tienen en sus manos la primera aparición de la roja centroamericana femenina en una cita mundialista, ahora dependerá del apoyo, ganado a pulso, que les den para su repesca ante Argentina, especialmente que se incremente el que le da la Federación Panameña de Fútbol.
Entre Marta Cox y Karla Riley, dos experimentadas del balompié femenino, pero con solo 21 años, resaltan nombres nuevos.
Riley, a pesar de su largo recorrido en el fútbol femenino, estuvo en los cinco partidos de titular, junto con Aldrith Quintero y Yomira Pinzón, de 16 y 21 años, respectivamente.
Junto a Cox y Riley, en la eliminatoria se levantaron otras manos, diciendo: «aquí estamos».
Yenith Bailey, de 17 años y mejor portera del torneo.
Esta chica es una de las revelaciones del fútbol panameño, mismo que no se puede poner a la par de México y Costa Rica.
Bailey demostró ganas y coraje al momento de encarar a rivales de alto perfil, ganándose el respeto de la delantera y goleadora estadounidense Cali Lloyd y de la cancerbera y tres veces ganadora de oro olímpico, Hope Solo, además de recibir ofertas para jugar y estudiar en el extranjero luego que termine su secundaria en Panamá.
La actuación de Bailey ante Estados Unidos y México dejó evidencia que el fútbol femenino tiene jugadoras con calidad de exportación, independientemente de que no sean el centro de atención de la Federación Panameña de Fútbol (Fepafut).
Natalia Mills es otra jugadora panameña que dejó claro que tiene nivel.
Mills, de 25 años, es fundamental en la proyección de juego en profundidad, además de tener gol y servir balones para que las delanteras hicieran lo suyo.
Lineth Cedeño (17 años), Aldrid Quintero, Hilary Jaén (16 años) y Sheila Díaz (13 años) son las nuevas caras en esta selección y Suárez se atrevió a hacerlas debutar en un torneo donde jugaban futbolistas con largo recorrido.
Precisamente Cedeño fue la mayor anotadora de Panamá, con dos tantos. La delantera le marcó a México y a Jamaica.
Los otros goles fueron repartidos entre Marta Cox, Erika Hernández y Kenia Rangel, contra Trinidad y Tobago; Karla Riley contra México y Natalia Mills contra Jamaica.
Suárez tuvo en sus manos un grupo de jugadoras de 13 a 29 años.
La de mayor edad es la portera suplente Farissa Córdoba, quien tiene 29 años.
Esto es muestra de que el argentino reconoce el potencial de sus jugadoras y trabaja pensando en ese relevo generacional.
«Nuestro objetivo es ir a hacer un buen papel. Estamos llevando un grupo nuevo, con algunas jugadoras que vienen de los procesos anteriores. La idea principal es hacer un buen grupo, buen proceso y dejar una buena imagen de Panamá en el torneo clasificatorio hacia el Mundial», anunció con cautela el seleccionador.
Por el momento, sin mucha bulla y recursos, Suárez y las escarlatas consiguen el objetivo: «Hacer un buen grupo, buen proceso y dejar una buena imagen de Panamá».
Esta selección femenina tiene nuevos retos, además de los partidos de repesca ante Argentina (entre el 5 y 13 de noviembre), las chicas se clasificaron a los Juegos Panamericanos de Lima 2019 como mejor equipo de Centroamérica.