Sídney (Australia).- El gobierno de Papúa Nueva Guinea ofreció el traslado a Port Moresby a los 120 inmigrantes que quedan en la isla de Manus tras el cierre en 2017 del centro de detención australiano en el que estaban recluidos.
La propuesta fue criticada por inmigrantes y grupos de defensa de los derechos humanos por considerar que prolonga el limbo legal en el que los «sin papeles» se encuentran desde hace seis años, después de que Australia retomara en 2012 su política de tramitación de solicitudes de asilo en el Pacífico.
«No hemos venido por elección a Papúa Nueva Guinea. Hemos sido exiliados a este lugar. Port Moresby es el mismo exilio que Manus», dijo en su cuenta Twitter el periodista kurdo y refugiado recluido en Manus, Behrouz Boochani.
Boochani difundió la carta en la que el gobierno papú asegura que los inmigrantes que acepten abandonar Manus, donde actualmente residen en centros de acogida, «seguirán recibiendo los servicios que están disponibles para ellos».
El gobierno papú ofrece ayuda financiera, atención sanitaria, vivienda y capacitación profesional, pero recalcó que «la reubicación en Port Moresby no supone afincarse permanentemente».
Amnistía Internacional calificó la propuesta del gobierno papú como un paso correcto pero señaló que esta «no debe ser vista como una solución para el terrible trato que estos hombres han soportado durante los últimos seis años».
«Es crucial que exista un plan a largo plazo para estos refugiados y que se protejan sus derechos. Seguimos preocupados por la seguridad de estos hombres», dijo el coordinador para refugiados de AI, Graham Thom, en un comunicado.
Amnistía pidió que se tengan en cuenta los problemas mentales y físicos derivados de la reclusión, y que se aclare su estatus legal y su capacidad para viajar a otro país, incluido Australia donde muchos de ellos tienen familiares.
La precaria situación de los inmigrantes indocumentados en Manus -que ha sido escenario de motines, enfrentamientos con los lugareños e intentos de autolesión y suicidio- y en otro centro en Nauru ha sido denunciada en varias ocasiones por la ONU y grupos de defensa de los derechos humanos.
Muchos de los refugiados y solicitantes de asilo en Manus han huido de conflictos como los de Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria; otros han escapado de la discriminación, como las minorías rohinyá, en Birmania (Myanmar), o bidún, en la región del Golfo.