Querétaro, (México).– Adolfo Ríos (Michoacán, México, 1966) solía tener al final de los entrenamientos una serie de conversaciones largas y sesudas con un muchacho llamado Guillermo Ochoa que estaba hambriento por un lugar en el América.
Era por aquel entonces el 2003 y el veterano arquero, que había aportado un año antes al título de las Águilas, sabía que el momento del fin se acercaba para abrir paso a la etapa de un compañero que desde infantil tenía la portería metida en la cabeza.
«Me sorprendió cuando comenzó a entrenar con el primer equipo, Ochoa tenía 18 años, no voy a mentir, fue difícil hacerme a un lado pero sabía que la portería del América quedaba en inmejorables manos», dice en referencia a su sucesor, guardameta titular de México en los dos últimos Mundiales.
Muchos años después, Adolfo Ríos mira a Ochoa como un hombre maduro que juega en Europa y le entra un reflejo de satisfacción por verlo crecer. Está convencido que la historia de Memo en la selección continuará sumando acontecimientos a los cuatro mundiales que ya tiene (Alemania 2006, Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018).
«Las primeras dos copas del mundo no jugó y le costó trabajo mantenerse, pero nunca desistió, era la misma ambición de cuando quería ser titular en América. Lo miro en Catar 2022, para ese año llegará con una experiencia muy buena esperando que siga trabajando con el nivel de equipos europeos», comentó el ex futbolista.
Guillermo Ochoa confirmó su fichaje al fútbol francés con el Ajaccio en el 2011. A Ríos no le sorprendió en ese momento que fuera el primer guardameta mexicano en la historia en jugar en el fútbol europeo porque ya vaticinaba a un hombre superlativo y profesional.
«Siempre lo vi dispuesto a aprender, incluso cuando ya era un hombre maduro en el juego. Tenía una apertura y absorbió los consejos de los porteros que pasamos en un inicio de su carrera con él, como Hugo Pineda, Christian Martínez o yo, al grado de que nos superó en lo que conseguimos».
Para Adolfo Ríos, hoy en día un hombre tranquilo que vive en la ciudad de Querétaro, a unos 200 kilómetros de la capital del país, inmerso más en la política que en el fútbol, la portería de México estará bien cubierta cuatro años más con Guillermo Ochoa, aunque el cambio generacional es inevitable.
Atrás de Ochoa siempre estuvieron como sombras acechantes Jesús Corona y Alfredo Talavera, par de buenos porteros que no lograron alcanzar una oportunidad plena con el Tri.
«Es difícil, los entiendo porque me pasó algo similar. Tuve una buena Copa América en Bolivia 1997 pero no me alcanzó para el Mundial en Francia ’98 y es que la selección siempre ha tenido una característica y es la de tener buenos arqueros».
Cree también que en cuanto empiece el trajín de la eliminatoria mundialista será complicado tener a los veteranos de la portería en buen nivel, por lo que ya empiezan a sonar nuevos nombres para el arco mexicano.
«En tres años se verán muchos cambios y desde ahora es bueno tener a Raúl Gudiño o Gibran Lajud, porteros que irán abriendo puertas. Sí creo sin embargo que antes había más cartera de porteros, más opciones, hoy están estos dos solamente pero tienen el nivel para ocupar un sitio en la selección».
Lo que espera Ríos con afán es que el guardián central de la portería mexicana, Guillermo Ochoa, pase a un equipo de mayor renombre en breve tiempo y deje las filas del Standard de Lieja.
«Se mencionó que después de Brasil 2014 era el momento justo para cambiar, luego que tras el Mundial de Rusia, lo cierto es que a veces para llegar a un equipo de jerarquía no sólo se trata de tiempos justos, sino de una serie de sucesos y negociaciones. Ya ha picado piedra y ojalá pronto esté en equipos que ganan torneos a nivel europeo y no sólo de liga», afirma.
Memo Ochoa y el Standard de Lieja juegan este sábado por la liga de Bélgica en el campo del Mouscron.