Buenos Aires – José María Di Bello y Alejandro Freyre celebraron este viernes en Buenos Aires el décimo aniversario desde que se convirtieron en el primer matrimonio homosexual en Latinoamérica y, aunque ya no estén casados, reivindicaron la «conquista colectiva» que supuso su unión.
De hecho, el camino que abrieron permitió que Di Bello pueda casarse otra vez, ya que eligió esta fecha y este acto de conmemoración para pedirle la mano a su actual pareja y esta aceptó.
El primer enlace homosexual de la región se produjo el 28 de diciembre de 2009 en Ushuaia, capital de la provincia argentina de Tierra del Fuego y entonces considerada la ciudad más austral del mundo.
En aquel momento, se reconocía en cuatro ciudades de Argentina, entre ellas la capital del país, la unión civil entre personas del mismo sexo, lo que no era equiparable jurídicamente al matrimonio.
SECRETISMO PARA SORTEAR LOS IMPEDIMENTOS JUDICIALES
La idea de Freyre y Di Bello era casarse en Buenos Aires el 1 de diciembre, cuando se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, pero se vieron envueltos en una compleja controversia judicial.
«Fueron días complejos, muy felices pero también complicados, había muchas instituciones y personas en contra», comentó a Efe Di Bello, que aseguró que llegaron a acumular 18 causas penales en su contra.
Para entonces, la pareja ya había atraído el foco mediático, así que para mantener las posibilidades de casarse tuvieron que viajar y permanecer en el sur del país de manera casi clandestina para que no les pudiesen tumbar el proceso.
Freyre explicó que una vez se hizo público el hecho histórico, que fue posible gracias a que la entonces gobernadora fueguina, Fabiana Ríos, lo impulsó mediante un decreto, muchos de sus conocidos se ofendieron por no haber estado al tanto, pero no se lo podían contar.
«Nuestros teléfonos estaban súper intervenidos, teníamos que hablar en clave. Hablábamos de Raffaella Carrá para referirnos a la gobernadora y a Ushuaia, por aquello de ‘para enamorarse bien hay que venir al sur'», contó entre risas.
El Parlamento argentino aprobó la ley que habilitó el casamiento homosexual medio año después, pero para entonces Freyre y Di Bello ya eran conocidos como el primer matrimonio gay de Latinoamérica.
UNA «CONQUISTA DE TODO EL COLECTIVO»
«El objetivo final no era la institución matrimonial, porque la verdad es que a mí me da ‘no se qué’ decir que yo estaba luchando por obtener la institución matrimonial, que para mí es una institución patriarcal, retrógrada y machista, y más en ese momento», confesó Di Bello, que incidió que, más que suya, fue una «conquista de todo el colectivo».
«Hemos crecido muchísimo -añadió-, las leyes son por un lado un punto de llegada pero también un punto de partida, porque permiten también empezar otro trabajo mucho más fuerte y más profundo que tiene que ver con la transformación cultural».
Precisamente, destacó que es la «batalla cultural» la que tienen que seguir dando, y esa «lleva mucho más tiempo», ya que sostuvo que en Argentina todavía hay «expresiones de violencia» hacia el colectivo LGTBI.
PEDIDA DE MANO INESPERADA EN LA CELEBRACIÓN
Tras marcar un hito histórico en Latinoamérica, Freyre y Di Bello anunciaron en 2015 que se encontraban en proceso de divorcio.
Este último quiso aprovechar la celebración del décimo aniversario de su anterior casamiento para pedir matrimonio a su actual pareja, ante lo cual recibió un «sí quiero» entusiasta.
Eso sí, esta vez no tendrá que hacer frente a las numerosas adversidades de la última vez.