La modelo rubia y de aspecto aniñado ha traspasado una línea invisible, difícil de definir, que sigue seduciendo a firmas de moda, la última la del zapatero prodigioso Jimmy Choo, que ven en ella a la modelo ideal para atrapar la atención de las milenials y de aquellas que no lo son tanto. EFE/Jimmy Choo

Madrid – Kate Moss sigue acaparando portadas de moda y continúa siendo la modelo estrella de campañas internacionales, su atractivo incombustible al paso del tiempo, provoca admiración en compañeras de profesión y fascinación en las marcas.

La modelo rubia y de aspecto aniñado ha traspasado una línea invisible, difícil de definir, que sigue seduciendo a firmas de moda, la última la del zapatero prodigioso Jimmy Choo, que ven en ella a la modelo ideal para atrapar la atención de las milenials y de aquellas que no lo son tanto.

Su imagen de una mujer que en su vida diaria tan pronto luce un estilo boho-chic, como se presenta en una boda de la familia real británica eclipsando con su estilo al resto de las invitadas, como sucedió en 2018 al formar parte de los invitados al enlace de Eugenia de York, hija del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, y Jack Brooksbank, es un excelente reclamo para las ventas.

A Moss, que comenzó a los 14 años su carrera como modelo por casualidad, se la llegó a definir como la «antimodelo», sin curvas, sin la altura de sus compañeras y sin mucho pecho, pero, a pesar de ello y del paso del tiempo, la industria de la moda continúa rindiéndose a su magnetismo, donde consigue contratos multimillonarios tanto en la moda como imagen de belleza.

“Yo era diferente y por eso me contrataron”, explicó la modelo en la edición británica de Vogue hace algunos años, una máxima que permanece.

Ha posado para grandes firmas como Gucci, Dolce & Gabbana, Versace, Calvin Klein, Chanel, Missoni o Burberry para quien ha sido imagen de su fragancia junto a Cara Delevingne, y en 2018 volvió a las pasarelas para desfilar con Louis Vuitton.

Ahora es Jimmy Choo quien la elige para protagonizar su proyecto estilístico Pre-Fall 2020, una colección para alimentar «los sueños de bohemia con el toque de glamour requerido», comentan desde la firma.

Delicadas sandalias con bordados con pedrería, tacones de tejido contemporáneo a las que se incorporan flecos metalizados, incluso zapatillas deportivas y elegantes bolsos que reflejan el estado de ánimo «libre» de la colección, que también incluye gafas.

Poco aficionada a conceder entrevistas, sí apoya causas solidarias. A principios del mes de abril donó parte de su vestuario para recaudar fondos para la investigación de la COVID-19 a través de una subasta de un conocido portal de vestuario por internet.

Su hija Lila Grace Moss tiene unos rasgos muy parecidos a los de su madre, ya ha realizado grandes campañas de moda, incluso ha sido imagen de Marcs Jacobs Beauty, pero Kate sigue estando por delante.

Su caída a los infiernos por el alcohol y las drogas ha pasado de largo y su rehabilitación personal ha ido de la mano de la profesional.

En 2007 la revista Time la colocó en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo, un grupo exclusivo del que parece que no está dispuesta a salir tan fácilmente cuando hablamos de moda.