Washington – Los hogares de los latinos son casi dos veces más propensos a dar cuenta de síntomas graves de COVID-19, según una revisión de datos sobre 1,6 millones de personas divulgada por la firma Dynata de estudios de mercado.
Para su análisis, Dynata empezó a preguntar desde marzo a los encuestados si alguien en su vivienda experimentaba síntomas que iban desde una tos secta a la dificultad para respirar, y encontró que en todo el país las respuestas positivas de los latinos son un tercio más frecuentes que entre otros grupos.
El diario USA Today, que hizo su propio análisis de los datos de Dynata, indicó que cuando la lista de síntomas se ajusta a lo que los Centros para Previsión y Control de Enfermedades (CDC, en inglés) define como los síntomas combinados más serios, la diferencia es aún mayor: los latinos los manifiestan casi dos veces más que otros grupos.
Esos síntomas combinados incluyen tos sin expectoración y difigultad para respirar, o fiebre y una pérdida del sentido del sabor.
En términos generales, 1 de cada 12 hogares latinos indicó que alguien en la casa experimentó estas combinaciones al menos una vez desde fin de marzo a fin de mayo, comparado con 1 de cada 21 de los hogares no hispanos.
«Los datos que ahora salen a luz van a la par de la realidad que vemos», dijo al diario Clarissa Martínez de Castro, vicepresidente de UnidosUS, otrora conocido como La Raza, citada por el periódico. «Hay muchos factores en juego, pero entre los principales se cuenta la presencia desproporcionada de latinos en los empleos más expuestos y que no permiten el trabajo desde la casa».
Los datos sobre los síntomas pueden dar una imagen más completa del impacto real del virus, indicó al diario Daniel López Cevallos, profesor de Estudios Étnicos y Equidad en la Salud, en la Universidad estatal de Oregón.
La diferencia obvia entre los informes de síntomas y los casos confirmados indica que los latinos pueden ser menos propensos a buscar la prueba de detención del virus por razones que incluyen la desconfianza en el sistema de cuidado de la salud.
En los hogares donde algún miembro de la familia es un inmigrante indocumentado está el temor adicional de que se le denuncie a las autoridades federales, explicó López.
«Ya hemos visto la consecuencia de todas estas barreras que demoran la atención hasta que sea absolutamente necesaria», dijo López.