Tegucigalpa – Una fragmentada caravana que el sábado abandonó Ciudad de México avanza por Querétaro y se acerca cada día más a una resguardada frontera sur de Estados Unidos, donde la mayoría de los inmigrantes pretende solicitar la condición de asilo.
-Defensores de derechos humanos se han manifestado contra la presencia de personal militar en la frontera en respuesta a la caravana.
El avance de la caravana ha sido posible por la colaboración prestada por las autoridades mexicanas, quienes dan acompañamiento y seguimiento al éxodo de migrantes.
No obstante, la caravana sufrió una fragmentación el pasado viernes cuando un grupo de 2 mil migrantes decidió continuar el viaje hacia Querétaro.
Fue hasta el sábado que otro grupo de más de 3 mil migrantes retomó la ruta hacia la frontera sur de EE.UU.
Resguardada frontera
Por su parte, autoridades de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y del Departamento de Defensa informaron que hasta mediados de diciembre permanecerán las tropas en la frontera entre California y México, como parte del Operativo Línea Segura para responder a las caravanas migrantes.
Bajo este dispositivo se “monitorea” el recorrido de la multitudinaria avanzada que partió de Honduras hacia Estados Unidos en búsqueda de asilo político y lleva casi un mes en ruta.
Las posibilidades de que pudieran registrarse disturbios ha preparado con anticipación al gobierno para “cualquier contingencia”, sostuvo en una rueda de prensa Pete Flores, director de operaciones terrestres de CBP en San Diego.
Se ha solicitado el apoyo de 5 mil soldados en la frontera, incluyendo mil 300 que desde el viernes se instalaron entre San Diego (California) y Tijuana (México).
Las autoridades pudieran considerar cualquier opción, incluso, si fuera necesario, “suspender operaciones” o “un cierre completo” en la frontera, adelantó Flores.
Dilema
«Para quedarme en México, me hubiera quedado en Honduras», dijo contundente a periodistas en la nación azteca León Rodríguez, tras abandonar una carpa de asesoramiento migratorio donde le advirtieron de «los peligros de la frontera», como la «separación de familias».
Este hondureño, que abandonó su país por «la inseguridad y el mal gobierno» tiene claro, a pesar de las dificultades de la travesía, que «uno sabe a lo que se atiende y el riesgo que corre».
En la fila de reparto de ropa, el también hondureño Francisco Redondo tiene más dudas sobre la llegada a suelo estadounidense porque «dicen las noticias que hay muchos militares en la frontera».
Como al resto de migrantes, le gustaría llegar a Estados Unidos porque «hay mejores oportunidades», pero se ha planteado pedir refugio ante las autoridades mexicanas, aunque todavía no lo ha hecho porque el trámite «tarda hasta uno o dos años».
De todos modos, regresar a su país natal no está de momento en sus planes: «O Estados Unidos o México. La última opción es Honduras», sentenció.
Honduras no es opción
Rosaura Pineda, una anciana hondureña que viaja con ocho familiares, agradeció el apoyo de las autoridades mexicanas en cuanto a comida, ropa y medicamentos, pero no desiste de su sueño de reunirse con su hija que vive en Minnesota.
«No dejan de preocuparnos pero cuando estemos allá será otra cosa. A lo mejor el gobierno de Estados Unidos cambia de opinión cuando mire a la gente y le acaba tocando el corazoncito», explicó Rosaura, quien se encomendó a «esperar a ver qué dice Dios».
También está pendiente de lo que suceda en la frontera Emilson Manuel Figueroa, quien dejó a sus dos hijos en Honduras para trabajar en Estados Unidos, aunque no descarta quedarse en México si encuentra trabajo en el país latinoamericano.
«Si me dan trabajo aquí me quedo, mejor me quedaría aquí que allá (Honduras), donde no tengo que hacer nada», explica este pintor que huyó de su país por la violencia de las pandillas, que asesinaron a dos de sus primos.
Advertencia
De su lado, las autoridades estadounidenses reiteraron que todo aquel que ingrese al país de forma irregular será arrestado y deportado, pero por el contrario, quien solicite asilo a través de los puertos de entrada, será procesado y recibirá su entrevista de “miedo creíble” por persecución para determinar si es elegible.
“Quisiera que pensaran sobre seguridad fronteriza de la misma forma que una casa; cuando una persona llega a su casa debe tocar la puerta principal y presentarse”, refirió Rodney Scott, jefe de sector de Patrulla Fronteriza en San Diego.
Dado que el espacio de procesamiento es limitado y EE.UU. se prepara para recibir una oleada de unos 7 mil inmigrantes, habrá coordinación con autoridades mexicanas para que el ingreso hacia el puerto de entrada sea en grupos reducidos, tal y como se ha hecho en anteriores caravanas.
Mientras tanto, el resto del contingente deberá esperar su turno en albergues de la ciudad mexicana de Tijuana, según contemplan autoridades estadounidenses.
Scott agradeció que el gobierno mexicano haya ofrecido refugio a los inmigrantes centroamericanos, por lo que sugirió que salvo que la solicitud de asilo sea por miedo a dicho país, “posiblemente no vaya muy bien”.