Tegucigalpa – Entre aplausos y ambiente de celebración fue despedido del centro de aislamiento del Polideportivo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, al igual que otros pacientes, el kinesiólogo del Motagua, Gustavo Bustillo, más conocido como “Ñel” Vega, de 86 años, quien regresó a su casa tras recuperarse del coronavirus.
“Ñel” Vega salió en una silla de ruedas, vestido con ropa deportiva y alzando dos globos en señal de victoria porque venció al coronavirus gracias a los cuidados médicos que recibió en el Polideportivo.
Casos como el de “Ñel” Vega reflejan cómo los centros de aislamiento que albergan pacientes de COVID-19 siguen descongestionándose.
Hasta ayer martes, se registraban 5 mil 103 pacientes recuperados en la red de atención médica, según informe del Sistema Nacional de Gestión de Riesgo (Sinager).
Pacientes agradecen
Los pacientes recuperados del Polideportivo antes de irse dejan mensajes de agradecimiento a Dios y a los médicos por el milagro de la vida.
Los médicos, a su vez, también les escriben mensajes de aliento por su recuperación como pacientes del virus.
Una valla blanca instalada en el Polideportivo está ya casi llena de mensajes que dejaron los pacientes que se recuperaron en este centro de aislamiento y estabilización.
“Les agradezco mucho, nunca voy a olvidar cada vez que iban a mi cama con tanta alegría, a pesar de que estaban cansados, toda la alegría y el maravilloso trato que he recibido de parte de todos ustedes”, dijo una paciente recuperada.
Añadió que “los llevo en mi corazón y nunca voy a olvidar lo que viví en este lugar”.
Otra paciente escribió: “Doy gracias a Dios por mi salud y por mandarme a este lugar donde me trataron con todo amor”.
Un hondureño vestido con camiseta de la Comisión Permanente de Contingencias dijo: “De parte del personal de Copeco yo les agradezco mucho; han sido excelentes médicos y enfermeras”.
Añadió que “ustedes han sido los ángeles que Dios ha mandado, muchas gracias”.
Hombres y mujeres de todas las edades comparten el sentimiento de gratitud por abandonar el lugar y por la calidez con que fueron atendidos.