Matamoros (México) – El 2021 supone una luz de esperanza para los migrantes, confiados en que remita la pandemia y en que la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos suavice las políticas migratorias, circunstancias que, junto a las catástrofes naturales que azotaron Centroamérica, han convertido el 2020 en un año dramático.
«Estoy cansada, pero con la esperanza y confiando en Dios para que nos acepten legalmente”, explicó este viernes a Efe la cubana Onelia Alonso, varada en la frontera de Matamoros, municipio rayano del estado mexicano de Tamaulipas.
La esperanza de Alonso tiene que ver con la victoria en Estados Unidos del presidente Joe Biden, que gracias a su discurso próximo a los migrantes ha hecho que «todas las personas hayan vuelto a revivir» en la frontera norte de México.
Onelia empezó su travesía hacia Estados Unidos hace tres años desde Trinidad y Tobago, y el próximo 13 de enero tiene su cita ante la corte estadounidense que decidirá sobre su solicitud de asilo.
“Estamos a la expectativa de las noticias, estamos esperando ansiosos que nos digan, ustedes van a pasar”, dijo en el Día Internacional del Migrante.
PANDEMIA DEVASTADORA
La cubana es, como otros 68.500 migrantes, parte del programa Remain in Mexico (Quédate en México), mediante el cual Estados Unidos obliga a los solicitantes de asilo a esperar fuera de su territorio a que los tribunales decidan sobre su situación, un proceso que la pandemia de la covid-19 ralentizó todavía más.
«Lo terrible es que la pandemia agudizó los problemas que (los migrantes) ya tenían, llevándolos prácticamente al límite de la situación de supervivencia», ratificó en entrevista con Efe la directora de Sin Fronteras IAP, Ana Saiz.
Para Saiz, el 2020 fue «dramático» en cuanto a la migración, ya que estuvo marcado por una «política durísima de contención» y por la contingencia sanitaria.
«Los problemas principales de los migrantes siempre han sido el acceso al trabajo, a la salud y a la educación, y con la pandemia esto se vino a agudizar», señaló.
El estallido de la covid, confirmó Leticia Calderón, investigadora del Instituto Mora, «bajó el flujo migratorio contra todos los pronósticos», ya que «los desalentó».
Una encuesta realizada por la Organización Internacional para Migraciones (OIM) en cinco ciudades de México reveló que el 25 % de los migrantes que viven en este país han cambiado sus planes de llegar a Estados Unidos debido a la pandemia.
La investigadora manifestó que el cierre de fronteras por la contingencia hizo que se empezara a «autorregular el flujo», además de reducirse el apoyo civil con medidas como los cierres de albergues.
«Países como Honduras y sobre todo El Salvador tuvieron una cuarentena muy rígida, mucho más que en México, y eso también propició el retener a la gente donde estuviera», subrayó.
ADVERSIDADES EN CENTROAMÉRICA
Pese a esa bajada de afluencia migrante, y según el recuento de Sin Fronteras, de enero a octubre las autoridades mexicanas deportaron a 46.648 extranjeros y detuvieron en su territorio a 71.282.
Los fenómenos atmosféricos vividos este año por Centroamérica, especialmente los huracanes Eta e Iota, dejaron millones de afectados que perdieron su hogar o sus medios de supervivencia, lo que motivó a algunas personas a desplazarse.
«Sí ha estado llegando gente que fue afectada por huracanes, que pidió salirse porque ya se habían quedado sin ningún sustento», indicó desde Matamoros la presidenta de la asociación Ayudándoles a Triunfar, Gladys Cañas.
Además, agregó Ana Saiz, la región sufre un problema de fondo que no solo tiene que ver con las desfavorables condiciones económicas, sino con «una causa de construcción de Estado de derecho a la que hay que invertir en Centroamérica».
CAMBIO DE POLÍTICA
Joe Biden, presidente electo de Estados Unidos, asumirá el poder el próximo 20 de enero con la promesa de facilitar el proceso de asilo y de mostrarse más suave que Donald Trump con respecto a la migración.
Su victoria hizo incluso que los migrantes varados en Matamoros quemaran una figura de Trump a orillas del río Bravo, cuyas aguas discurren por ambos países.
Sin embargo, las expertas advirtieron que los cambios en la política migratoria no van a ser inmediatos, ya que hay muchas cosas «legalmente amarradas», en palabras de Leticia Calderón.
«Hay que tener mucho cuidado, porque hay en el ambiente la impresión de que va a llegar Biden y se van a abrir las puertas. Eso no va a pasar. Tenemos que tener en cuenta que la política migratoria estadounidense tiene una lógica que va más allá de quién gobierna», precisó.
Calderón descartó que en el primer año de Biden en la presidencia haya cambios estructurales, pero alertó sobre el posible «efecto llamada» que su «retórica electoral» pueda generar en quien se plantee migrar.
Para Saiz, los primeros pasos del nuevo mandatario estadounidense pueden «mandar un mensaje claro al Gobierno de México», comandado por Andrés Manuel López Obrador, muy próximo a Trump y que ha facilitado sus duras políticas fronterizas.
De momento, López Obrador ya se mostró más sensible al fenómeno migratorio en su carta de felicitación a Biden, y en días posteriores aseguró que analizará la continuidad del programa Quédate en México.