Roma – La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han exigido a la comunidad internacional «una acción urgente» para «impedir el creciente número de víctimas en el mar», tras la muerte de unos 130 migrantes en el último naufragio ocurrido en el Mediterráneo Central.

«ACNUR y la OIM reiteran su llamamiento a la comunidad internacional para que adopte medidas urgentes para poner fin a la pérdida de vidas humanas en el mar», indicaron ambos organismos en un comunicado tras confirmarse la última tragedia frente a las costas de Libia.

Estas medidas incluyen «la reactivación de las operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo, la detención del retorno a puertos no seguros y la creación de un mecanismo de desembarque seguro y previsible».

Organizaciones humanitarias estiman en 130 las víctimas del naufragio, después de que el pasado jueves el barco Ocean Viking, de la ONG SOS Méditerranée, llegase a la zona, convertida en «un mar de cadáveres», tras ser alertada por «Alarm Phone», un servicio telefónico de ayuda a los inmigrantes, de que había varias barcazas en peligro en medio de una potente tormenta.

Se trata del naufragio más mortífero desde principios de año en el Mediterráneo Central., señalaron ACNUR y la OIM, que se mostraron «profundamente consternados» por la tragedia y recordaron «hasta ahora, solo en 2021, se han ahogado o desaparecido al menos 300 personas más que en el mismo periodo del año anterior», lo que supone se han ahogado «un aumento significativo «.

Los dos organismos advierten de que otros refugiados y migrantes podrían intentar «estas peligrosas travesías» con la mejora de las condiciones meteorológicas y el deterioro de las condiciones de vida en Libia, donde «siguen siendo objeto de detenciones arbitrarias, malos tratos, explotación y violencia».

Estas «condiciones que los llevan a emprender viajes peligrosos que pueden tener consecuencias fatales», mientras «las vías legales hacia la seguridad son limitadas y difíciles», añaden.

Las 130 personas víctimas del último naufragio fueron abandonadas por los Estados que podían salvarlas, pues no movilizaron ningún medio para rescatarlas a pesar de haber sido alertadas dos días antes del peligro que corrían, según denunciaron este viernes organizaciones humanitarias, así como organismos internacionales.

«Si se hubiera estrellado un avión de pasajeros, hubieran acudido las Armadas de media Europa, pero sólo eran emigrantes, estiércol del cementerio mediterráneo, para quienes no vale la pena correr, y de hecho nos quedamos solos», resumió Alessandro Porro, presidente de SOS Méditerranée y miembro de la tripulación del Ocean Viking.

El director de la OIM, Antonio Ambrosi, escribió en redes sociales que «estas son las consecuencias humanas de las políticas que no respetan el derecho internacional y los imperativos humanitarios más básicos», mientras que la portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (UNCHR), Carlotta Sami, se preguntó: «¿Cuándo será suficiente? Pobres personas. Cuántas esperanzas, cuántos miedos. Destinadas a chocar contra tanta indiferencia».

El enviado para la situación del Mediterráneo Central y Occidental de ACNUR, Vicent Cochetel, fue un paso más allá: «Los Estados tienen drones, aviones, equipos de telecomunicaciones sofisticados, barcos, pero la gente sigue muriendo en las costas del norte de África. El rescate predecible en el mar, los acuerdos de desembarco y la solidaridad con las soluciones posteriores son más necesarios que nunca».