Castillejos (Marruecos) – Tras el final de la inédita crisis migratoria en la frontera de la ciudad norteafricana española de Ceuta, Rabat advirtió hoy a Madrid de que si el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, sale de España sin ser juzgado, eso empeorará más las relaciones bilaterales entre los dos países vecinos.
En una declaración leída hoy en el Ministerio de Exteriores en Rabat, la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, afirmó que si España opta por sacar a Brahim Ghali (hospitalizado actualmente en Logroño tras ser contagiado por el coronavirus) de España de la misma forma que entró, «es optar por el estancamiento y empeoramiento de las relaciones» bilaterales.
La embajadora -que habló con la prensa tras reunirse con el ministro marroquí de Exteriores, Naser Burita-, señaló que lo que suceda con Ghali «es un test para la independencia de la Justicia española, en la que confiamos plenamente», pero también otro test para saber si España «opta por reforzar sus relaciones con Marruecos o prefieren colaborar con sus enemigos».
Contra Ghali hay actualmente una causa abierta por el juez español Santiago Pedraz tras una querella de la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (ASADEH), por presuntos delitos como genocidio, asesinato, lesiones, detención ilegal, terrorismo, torturas y desapariciones.
Para la embajadora, «España ha optado desgraciadamente por la opacidad para actuar a espaldas de Marruecos, acogiendo y protegiendo a este criminal y verdugo poniendo como pretexto las razones humanitarias y ofendiendo así a la dignidad del pueblo marroquí».
Marruecos -añadió- «no busca favores ni complacencia, sino que se respete el espíritu del partenariado y se aplique la ley española» sobre Ghali, acusado de «graves hechos relacionados con crímenes contra la Humanidad, violaciones a los derechos humanos y violaciones a mujeres».
La tensión diplomática entre los dos países va aumentando pese al final de la inédita crisis migratoria que se desató el pasado día 17 con la llegada de más de 8.000 personas a Ceuta de los cuales 6.500 fueron retornados, según datos oficiales del ministerio español del Interior.
En el lado marroquí de la frontera con Ceuta la situación hoy en Castillejos es de total normalidad, con un despliegue cada vez más importante del dispositivo de seguridad marroquí que ha ido ampliándose en el perímetro que rodea los accesos hacia la carretera principal que lleva a Tarajal, mientras se observa una disminución considerable del número de aspirantes a cruzar hacia la ciudad española.
Los efectivos policiales y agentes de las Fuerzas Auxiliares marroquíes formaron desde el pasado día 19 un cordón de seguridad desde la última rotonda que da acceso a la carretera principal a unos dos kilómetros del punto fronterizo de Tarajal, y donde se prohíbe acceso a los ciudadanos y a los periodistas, mientras se ven accediendo de vez en cuando furgonetas de seguridad y pocas familias que se acercan al cordón para preguntar por la suerte de sus hijos menores que atravesaron el espigón fronterizo de Ceuta en los pasados días.
Ayer, efectivos de la Guardia Civil española en el mar el cadáver de un migrante que se encontraba flotando en aguas de la playa ceutí de Tarajal.
La ONG marroquí Observatorio del Norte de Derechos Humanos acusó en un comunicado publicado hoy a las autoridades españolas «de usar violencia» contra el fallecido (Saber Azzuz, de 20 años de edad), al mismo tiempo que reclamó una investigación sobre las circunstancias de su muerte, y criticó al Gobierno de Rabat por instrumentalizar a los emigrantes con el fin de «conseguir logros políticos».
Por su parte, el presidente del grupo parlamentario del nacionalista Partido Istiqlal, Noureddine Mediane, pidió tomar la palabra en la sesión del Congreso de Diputados (baja del Parlamento marroquí) el próximo día 24 para referirse a lo que consideró «prácticas violentas, provocadoras, e inhumanas de las autoridades españolas contra ciudadanas y ciudadanos marroquíes que intentaron entrar en Ceuta ocupada», al mismo tiempo que denunció «las declaraciones irresponsables españolas».