Marrakech (Marruecos).- El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) denunció hoy el tratamiento «indigno» que reciben los cadáveres de migrantes muertos en el camino hacia sus destinos y llamó a los gobiernos a desarrollar una gestión humanitaria para estas víctimas (65.000 desde 2000) y para los desaparecidos.
«La gestión de los cadáveres de migrantes es indigna, a veces les arrojan en los vertederos, les entierran en tumbas colectivas o les abandonan en las rutas», lamentó la consejera de Migración en el CICR, Gwenaelle Fontana, en declaraciones a Efe durante el foro para adoptar el «Pacto global para una migración regular, ordenada y segura».
Fontana criticó que los estados despliegan pocos esfuerzos para colectar, centralizar e intercambiar informaciones sobre las personas muertas y desaparecidas en las rutas migratorias.
La ausencia de una herramienta de los estados de recogida sistemática de datos sobre los muertos y desaparecidos, incluso dentro del mismo estado, según Fontana, no permite tener una idea sobre la magnitud del problema.
Según las últimas cifras de la Organización Internacional de Migración (OIM), un total de 3.396 emigrantes murieron en el mundo durante 2018, frente a 5.958 en el año pasado.
La mayoría de fallecimientos se produjo en el Mediterráneo (2.160) durante el intento de los emigrantes de alcanzar las costas europeas.
Pero los muertos son solo «una pequeña parte del iceberg, las cifras son mucho más altas -dice en referencia a los desaparecidos-. Además, por cada emigrante desaparecido no hay solo una víctima sino toda su familia que está en la incertidumbre», explicó.
Asimismo, Fontana lamentó la falta de cifras exactas sobre el fenómeno, concretamente en las zonas desérticas y las zonas de conflicto, como el Golfo de Adén, el Sahel y Sahara o en Centroamérica, donde los emigrantes se exponen a una mayor vulnerabilidad emprendiendo rutas inseguras.
Sin embargo, la responsable de la Cruz Roja lamentó que las cifras de muertos aparecen más elevadas en el Mediterráneo debido a la mayor atención mediática puesta allí.
«Es importante no tener una visión eurocéntrica del fenómeno, pues los migrantes desaparecen fuera de las cámaras occidentales en muchas regiones del mundo», dijo.
Fontana llamó a los países a mejorar su sistema médico-legal en el tratamiento de los cadáveres, y concretamente la recogida del ADN de los muertos, u otras informaciones necesarias relacionadas con las características físicas de los muertos, o la ropa que llevaban en el momento de su hallazgo, entre otras.
«Los estados deben desarrollar su peritaje médico-legal. Hay cadáveres que nunca serán identificados porque su caso fue mal gestionado», alertó.
Por otra parte, la Cruz Roja que participó en las actividades paralelas de la conferencia intergubernamental para la adopción del Pacto migratorio mundial de la ONU en Marrakech, llamó a la implicación de las familias en el proceso de identificación de los cadáveres, como medida de apoyo a la medicina forense.
Como ejemplo de ello resaltó un proyecto puesto en marcha en 2015 en Sudáfrica, uno de los grandes países receptores de emigrantes irregulares procedentes sobre todo de Zimbabue, que ayudó a identificar a 38 cadáveres y encontrar a 14 personas que estaban declaradas desaparecidas por sus familias, algunos de ellos desde 44 años atrás.